La mixtura
La Verdad, 29-07-2006Si no me falla la sesera, La flor de la canela – que es canción de mucho mérito – habla de la mixtura. Y me parece recordar que alude a la de la brisa del río. No me haga mucho caso el lector, tal y como tiene por costumbre, pero sepa que por ahí van los tiros.
La Alianza de Civilizaciones que preconiza Zapatero es en realidad una mixtura. La mezcla, más aún que la convivencia de razas, colores, culturas y todo eso. Pero, claro, esa alianza es utópica. O, por, lo menos, inalcanzable a corto y medio plazo. No digo que esté mal, pero no es viable de la noche a la mañana.
Mire usted la alianza que se traen entre manos en Oriente Medio, y en Irak, y en fin para qué contarle. Tendrán que pasar muchos años para que reluzca el entendimiento universal. Si es que antes no nos mandamos los unos a los otros a tomar por saco.
A mí me gusta ser posibilista. Con la mojama, por ejemplo, no me resigno a que no la haya buena. Ni en invierno, ni en verano. Ni de almadraba, ni de la madre que la parió. Sin embargo, sigo gastándome los cuartos – un trocico de aquí, un trocico de allá – , a la espera de que algún día suene la flauta.
Por lo tanto, referente al acercamiento racial, lo que yo modestamente propongo es una mixtura, algo a más pequeña escala. Y la ocasión no pueden pintarla más calva aquí mismo en Murcia, por lo que seguidamente diré.
Me entero de que, de cada tres empadronamientos que se producen en la Región, dos son de extranjeros. Lo que quiere decir que, a este paso, dentro de poco saldremos a nuestras calles y será como salir, en cuanto a variedad de sujetos, a las calles de Nueva York.
Las cosas son como son y hay que acomodarse a ellas. Y ese acomodamiento consiste en entender y asumir que cada día amanece para todos. La inmigración tiene sus inconvenientes, no diré que no, pero me creo que son más sus ventajas. Enriquece al conjunto.
Los blancos de toda blancura no somos mejores que los negros, los amarillos o los entreverados. Ellos nos ven a nosotros igual de raros que nosotros los vemos a ellos. Los chinos se sorprenden, y con razón, de que tengamos ojos de vaca. Y a los negros les choca nuestra palidez enfermiza. Cada uno es cada uno. Y echarle un poco de mixtura a esta ensalada será bueno para todos.
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