A un día de que se cumpla un año de la invasión rusa de Ucrania, el Gobierno hace balance sobre la acogida de refugiados ucranianos. España ha recibido 168.000 personas en estos 365 días de «sufrimiento y enorme dureza» para ellos, ha informado el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

Desde el Centro de Recepción, Atención y Derivación (CREADE) de Pozuelo de Alarcón, uno de los puntos de atención de los refugiados, Escrivá ha reivindicado el papel «solidario» de España, señalando que es el quinto país que más refugiados ucranianos ha acogido.

De esas casi 170.000 personas que han recibido la protección temporal, 82.000 se han empadronado en España, 78.000 cuentan con la tarjeta sanitaria, 36.000 niños han sido escolarizados en el sistema educativo español y 14.000 ucranianos están trabajando y, por tanto, afiliados a la Seguridad Social. Asimismo, 35.000 personas necesitaron alojamiento a su llegada y a día de hoy, 18.000 permanecen en el sistema de acogida.

Las llegadas más intensas se produjeron durante los primeros meses de la guerra, entre marzo y abril de 2022, cuando se recibieron hasta 8.000 peticiones de protección por semana, según los datos explicados por el ministro de Inclusión. El ritmo fue ralentizándose con el tiempo y actualmente se estima que a la semana la solicitan unas mil personas.

Escrivá ha puesto en valor la colaboración entre ministerios, con las comunidades autónomas y ayuntamientos, además del trabajo de las ONG, pero sobre todo ha remarcado el papel de los CREADE, unos centros que se pusieron en marcha y se han encargado «dar documentación y acogida de emergencia». En total se han creado cuatro –Barcelona, Alicante, Madrid y Málaga– y 135.000 personas han sido atendidas en ellos. «Es importante seguir avanzando creando más centros de acogida para reforzar la red estatal y seguir trabajando para mantener vivos los CREADE y que sirvan como mecanismos para futuras crisis», ha manifestado Escrivá.

El 31 por ciento de los refugiados son niños y el 70 por ciento de los adultos mujeres. Además, la edad media de los llegados es de 31 años y más del 60 por ciento de los llegados contaba con estudios superiores. «Se les ha dado protección temporal, la residencia, el permiso de trabajo, se les ha derivado a centros de acogida cuando era necesario, se les ha dado la tarjeta sanitaria y orientación sociolaboral», ha relatado Escrivá, quien ha señalado la mayor «barrera» de los ucranianos era el idioma.