Primer año de la guerra en Ucrania

«He logrado traer a mi sobrino y a mi hermana»

Juntos · Kseniia Bazna, que llegó a Gipuzkoa hace nueve años, ha conseguido reunirse con dos de sus familiares mientras su cuñado combate en el ejército

Diario Vasco, Bruno Parcero, 22-02-2023

Kseniia Bazna llegó a Gipuzkoa hace nueve años huyendo de la guerra de Ucrania. Porque para Kseniia el conflicto estalló en 2014, con la ocupación de Crimea por parte de Rusia. Su madre la envió a Gipuzkoa junto a unos familiares y desde entonces se ha integrado a la perfección entre nosotros, hasta el punto de que ha aprendido euskera, un idioma que maneja con la misma facilidad que el castellano. Hace un año esta joven ucraniana participaba en la manifestación que tuvo lugar en Donostia para reclamar el final de la guerra en su país, mientras sufría por la situación de su hermana mayor, su sobrino, su cuñado y un primo al que considera su ‘hermano’, que estaban entonces en Ucrania, concretamente en Zaporiyia, uno de los puntos calientes del conflicto por la presencia de la central nuclear, una segunda amenaza que se sumaba a la de las bombas. Hoy, 365 días después, ha conseguido traerse a su hermana y a su sobrino de seis años, que tratan de adaptarse a su nueva realidad entre nosotros.

«Mi sobrino ya va al colegio y mi hermana está aprendiendo el idioma», relata Kseniia, quien está algo más tranquila a pesar de que en Ucrania siguen viviendo «mi abuela, mis tíos y mis primos», además de su cuñado que «está en el ejercito» y con el que «no tengo mucho contacto». Su ‘hermano’ «no está en el ejército porque aún es estudiante», expresa con cierto alivio.

Adaptación
«Mi sobrino ya va al colegio y mi hermana está aprendiendo el idioma»
Con quienes mantiene una conversación más regular le cuentan que «la situación allí sigue siendo la misma de los últimos meses. Sigue habiendo ataques de vez en cuando, pero ya están acostumbrados», comenta con cierta resignación, sabedora de que acostumbrarse a los bombardeos no es una opción para quienes cada poco tiempo se ven obligados a refugiarse alertados por el sonido de las sirenas.

«Me afectó muchísimo»
Cuando se le pregunta por cómo lleva esta situación desde la distancia, se le nota cierta incomodidad a la hora de hablar de sí misma, como si pensara que cualquier cosa que ella pueda contar no tiene comparación posible con el sufrimiento de quienes aún siguen incrustados en el corazón del conflicto. «Yo estoy bien», se limita a decir. «Intento ayudar a mi hermana y a mi sobrino para que estén lo mejor posible».

Sin embargo, reconoce que «al principio todo esto me afectó muchísimo porque me sorprendió y no entendía nada. En el siglo XXI pensaba que la gente y los presidentes eran más humanos». Ahora, ya desengañada, sobrelleva toda esta guerra mejor. O eso dice.

Futuro
«Tengo esperanzas en que esto termine, pero hay que ser realista. Realista pero con positividad»
Al menos durante este tiempo no le ha faltado el apoyo de su entorno, que trata de arroparla en estos meses complicados. «Los que me conocen sí que me están animando», asegura, a la vez que reclama que el resto de la sociedad intente implicarse algo más. «Algunas de las personas con las que he hablado de ello entienden mi situación, la situación que vive mi país, pero hay gente que no», lamenta.

Su día a día ahora se hace más llevadero con la presencia de su hermana y su sobrino, con los que barrunta que tendrá que estar algún tiempo aquí porque el conflicto con Rusia «va a ser un proceso muy largo. Todo el mundo habla de un año de guerra, pero es que llevamos así desde 2014 cuando Rusia ocupó esa parte del país», señala en referencia a Crimea.

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No contempla un final de la invasión que no conlleve la «desaparición» de Vladimir Putin, a quien no ve negociando el final del conflicto, pero se niega a caer en el pesimismo. «Tengo esperanzas, pero hay que ser realista. Realista pero con positividad», puntualiza.

Cree Kseniia que sería fundamental para la resolución del conflicto «que Ucrania entrara en la Unión Europea. Eso estaría bien porque así estaríamos más protegidos». Pero, sobre todo, piensa en el día de mañana y considera que formar parte de la Unión Europea «sería importante para ayudar a la recuperación de las ciudades que han sido destruidas y para la recuperación del país. Cuando todo termine va a ser necesaria mucha ayuda para la reconstrucción».

Lo que tiene claro es que una vez la guerra haya terminado y Ucrania comience a recuperar cierta normalidad, pretendee «volver a mi país. No sé cuándo puede ser eso, pero queremos volver a casa cuando todo termine».

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