El barco de rescate guipuzcoano ‘Aita Mari’ se encuentra de camino al puerto de Civitavecchia, muy cerca de Roma, donde prevé desembarcar este viernes a las 31 personas que rescató el miércoles en el Mediterráneo central. Iñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario, denuncia que las autoridades italianas no permitan la parada del barco cerca de la zona de rescate y que por ello tengan que navegar varios días con «niños, mujeres embarazadas y personas malnutridas o deshidratadas». Asimismo, señala que las autoridades no les dejan entrar en puertos sicilianos, al sur del país, porque sus instalaciones para acoger migrantes están saturadas, pero «los medios de comunicación locales lo desmienten y dicen que están solo al 40%».

El ‘Aita Mari’ ha pedido a las autoridades italianas que reconsideren la decisión y acepten el desembarco de los migrantes en un puerto más cercano. «Tenemos niños, y aunque están bien, alargar su viaje solo sirve para aumentar el sufrimiento», explica Mijangos. Además, subraya que una de las personas rescatadas está contagiada de Covid, aunque «muestra síntomas leves». Para evitar la transmisión del virus han repartido mascarillas entre todos los integrantes del barco. También hay tres mujeres embarazadas que se encuentran en buen estado físico.

Mijangos critica que estas decisiones que torpedean el trabajo del ‘Aita Mari’ responden al nuevo decreto migratorio que aprobó el miércoles Italia. «De esta forma nos obligan a desplazarnos hasta el norte del país y los viajes se alargan varios días», aclara. Además, señala que «31 personas no van a colapsar ningún puerto». La ONG guipuzcoana recuerda además que el Convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar (SOLAS Convention – 1974) señala que en casos de rescate se debe dar el puerto seguro más cercano a la ruta que lleva el barco, para reducir al mínimo el tiempo que los supervivientes permanecen en la nave. Algo que afirman Italia está incumpliendo de forma sistemática con todos los barcos de rescate en las últimas semanas.

Un pequeño bote
El rescate se produjo en la tarde del miércoles cuando el barco ‘Aita Mari’ avistó un bote de «madera de pequeñas dimensiones e inestable» que iba sobrecargado con 31 personas que se encontraban «nerviosas, haciendo señas y pidiendo auxilio». Todas carecían de equipos de seguridad individuales y colectivos, por lo que la tripulación del barco de salvamento consideró que existía «un riesgo inminente de pérdida de vidas humanas» e inició las labores para su rescate. En la embarcación viajaban 31 migrantes, entre ellos 11 mujeres (3 embarazadas) además de 10 niños, entre ellos 4 de muy corta edad, e incluso un bebé de 3 meses. La mayoría proceden de Costa de Marfil, Senegal y Guinea Conakry.