Ni un reproche ni una crítica a Marruecos a pesar de que sus soldados, según todos los indicios, mataron a tiros por la espalda a tres inmigrantes desarmados en la valla de Melilla el pasado 3 de julio. El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, quien compareció ayer en el Congreso para explicar aquellos sucesos, se limitó a exculpar a la Guardia Civil y a subrayar que las pruebas apuntan a que los disparos procedieron del lado marroquí.

Sin embargo, y a pesar de las peticiones de diferentes grupos, eludió pedir responsabilidades a las autoridades de Rabat, como ya ocurrió el pasado otoño cuando el Gobierno tampoco el Gobierno afeó al país magrebí la muerte de 14 subsaharianos, casi todos por disparos, en los perímetros fronterizos de las dos ciudades africanas. Camacho detalló que los sucesos tuvieron lugar a las 5:13 horas del 3 de julio, cuando un grupo de entre 50 y 70 extracomunitarios intentó saltar la valla en la zona comprendida entre el paso fronterizo de Farhana y el Zoco de Had, donde todavía no está totalmente instalada la sirga tridimensional.

El grupo, ayudado de escaleras artesanales y ganchos, fue sorprendido en plena avalancha. Sólo cinco de los inmigrantes llegaron a la zona de nadie: tres ilesos, uno herido y uno muerto. La intervención del Ejército y de la Mehania, unas fuerzas auxiliares, del país vecino ya había dejado dos muertos en el lado marroquí. Camacho explicó que el muerto hallado en tierra de nadie aún no está identificado.