Mujeres , entre 31 y 45 años y de origen latinoamericano. Es el perfil de las mujeres que ejercen la prostitución en Irun, según un estudio presentado este martes por el departamento municipal de Igualdad para conocer y atender las necesidades de estas personas, la mayoría con hijos o personas a su cargo en sus países de origen. La delegada de Igualdad, Miren Echeveste, ha presentado las conclusiones del informe, realizado en colaboración con la Asociación Arrats, con el que se pretende facilitar al Ayuntamiento «dar una mejor respuesta a las necesidades» de estas personas.

El documento «recoge las experiencias, preocupaciones, necesidades, problemáticas diversas y declaraciones de mujeres que ejercen la prostitución en nuestro municipio», ha señalado Miren Echeveste. Uno de los objetivos que perseguía Igualdad al elaborar este informe es, a través de un mejor conocimiento de la realidad, «luchar contra la discriminación múltiple» que sufre el colectivo «y contra el estigma que les supone la profesión que desempeñan».

Según las conclusiones del informe, quienes ejercen la prostitución «son altamente vulnerables, tienen cargas importantes y necesitan un mejor acceso a las ayudas que prestamos desde las instituciones», ha resumido la delegada. El técnico de Igualdad Koldo Zabala ha concretado el perfil de las personas que han participado en el estudio, que han sido un total de 102: la prostitución es ejercida mayoritariamente por mujeres cis (91%) seguidas por mujeres trans (7%) y hombres cis (2%). La mayoría de ellas tienen entre 31 y 45 años, y un porcentaje muy amplio son migrantes que proceden de América Latina. Más de la mitad de las participantes del estudio tienen hijos o familiares a su cargo; mayoritariamente, en sus países de origen.

Opciones y condiciones dignas
Uno de los datos significativos del informe se obtuvo al preguntar a las encuestadas si cambiarían de trabajo si tuvieran la oportunidad: el 48% respondió que sí, y el 49%, que no. Las primeras requieren de opciones laborales «o, inicialmente, prestaciones económicas para poder hacer el tránsito de una realidad laboral a otra»; mientras que las segundas solicitan que se legalice el ejercicio de la prostitución y tener condiciones laborales dignas. Sí coinciden todas en que «se sienten juzgadas por ejercer la prostitución, y muchas veces no lo hacen público». Una mayoría de las encuestadas manifestó también «dificultades» derivadas de «actitudes machistas de los clientes».

Además de resumir una serie de conclusiones, el estudio incluye también «unas propuestas para que la calidad de vida de las mujeres que ejercen la prostitución en Irun se pueda mejorar desde el ámbito municipal y dentro de las competencias que tenemos». Entre estas está crear un protocolo para garantizar el padrón social, contabilizar las violencias que padecen, elaborar dípticos para profesionales y clientes con el fin de sensibilizar y prevenir esas violencias machistas o promover el acceso a pruebas de infecciones de transmisión sexual.