ERENA CALVO

LAS PALMAS. Tenerife, La Gomera y Gran Canaria fueron ayer los destinos de los cuatro últimos cayucos que han alcanzado el Archipiélago. El ligero parón en la llegada de embarcaciones clandestinas que se registró entre finales de mayo y principios de junio ha dejado paso a una nueva oleada que se está intensificando en las últimas semanas. Cada vez salen de puntos más alejados – este miércoles llegaba un cayuco que había partido de Costa de Marfil – y con menos medios por la «improvisación», aseguran desde Cruz Roja; y cada vez son más los que consiguen alcanzar las Islas, pero sin vida. Ayer se repetía la historia en La Gomera. Entre los 114 ocupantes del cayuco que se dirigía a la isla, los servicios de rescate encontraron el cuerpo inerte de un adulto, el séptimo desde el martes de la pasada semana.

Una vez en La Gomera, pudieron pasar la noche en un albergue de la isla y fueron trasladados hasta Tenerife ayer por la mañana, según fuentes de la organización humanitaria en esta isla. Un grupo de seis continúa hospitalizado con cuadros de deshidratación, hipotermia y taquicardia. No son los únicos. En los últimos días más de una decena de inmigrantes han tenido que ser ingresados en los hospitales de las Islas. Su estado es fruto de los días que pasan sin comer y beber, los efectos de la ola de calor, y las bajas temperaturas que se registran durante la noche. Condiciones que se agravan con el aumento del tiempo que pasan en alta mar al salir de puntos más alejados.

Goteo incesante

Los de La Gomera no fueron los únicos en llegar ayer a Canarias. Un grupo de 46 subsaharianos desembarcó en Gran Canaria. Las otras dos embarcaciones alcanzaron Tenerife; una de ellas con 85 inmigrantes a bordo. La cuarta de las barquillas viajaba con un número indeterminado de pasajeros y se prevé su llegada a la isla a primera hora de hoy. Este cayuco fue avistado por un avión del Ejército, aunque habitualmente son pescadores los que suelen dar la voz de aviso.

Desde que comenzó 2006 ya son más de 12.500 los indocumentados que han alcanzado las costas canarias. Unos ocho mil han sido derivados a la Península y cerca de dos mil han sido repatriados a África, según los últimos datos aportados por la Delegación del Gobierno.
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