Zoia Haholkina, de las explosiones en Ucrania a investigar en Ferrol: «Llamo cada día a mis padres para saber que están bien»
La Voz de Galicia, , 31-01-2023Zoia Haholkina recuerda bien la mañana del 24 de febrero del 2022, porque aquel día se despertó con el sonido de varias explosiones. Las tropas rusas iniciaban la invasión de Ucrania y ese mismo día ella abandonada su vida en Kiev —donde llevaba ocho años trabajando como investigadora de un centro científico dependiente del Gobierno— para buscar refugio junto a sus padres en su ciudad de origen, Nizhyn, al norte del país. «Por aquel entonces era optimista y pensaba que la guerra duraría uno o dos meses, pero ha pasado casi un año y el conflicto continúa. Ahora soy realista y no veo que el final esté cerca», sentencia Zoia, que desde el pasado mes de junio trabaja como investigadora del Laboratorio de Polímeros del Campus Industrial de Ferrol.
Por aquel entonces, cuando comenzó la guerra, no se podía imaginar la odisea que le esperaba. Zoia explica que, tras pasar un mes en la casa familiar de Nizhyn, ella y su madre pusieron rumbo a Kiev, de allí saltaron a Leópolis, y finalmente lograron cruzar la frontera hasta Polonia, donde un autobús fletado por Aga-Ucraína y el Banco de Alimentos Rías Altas las estaba esperando para llevarlas hasta A Coruña. «Mi padre prefirió quedarse en Nizhyn, pensó que era su deber, lo que tenía que hacer», explica en medio de un relato en el que salta del español al inglés continuamente.
Tras llegar a Galicia a principios de abril, ella y su madre pasaron las primeras semanas con una familia de acogida, y aunque fueron tiempos muy duros, en los que la nostalgia y la preocupación la carcomía a partes iguales, Zoia se considera una auténtica «afortunada», ya que, a diferencia de otros refugiados ucranianos, en apenas dos meses consiguió trabajo, y no solo eso, sino que se trataba de un empleo que le permitía seguir alimentando su vocación. «Tuve mucha suerte», dice con una sonrisa de oreja a oreja en una de las salas del Laboratorio de Polímeros de la Politécnica de Serantes, donde aterrizó el pasado mes de junio gracias al programa Talento Investigador del Campus Industrial de Ferrol, destinado a captar cerebros postdoctorales de cualquier punto de España y el extranjero. «En Ucrania estudiaba sobre todo las aplicaciones de los polímeros en el campo de la electrónica, mientras que aquí estoy centrada en un proyecto sobre las aplicaciones médicas de los hidrogeles elaborados con biopolímeros», explica Zoia, que gracias a la iniciativa del Campus Industrial disfruta de un contrato de cuatro años y una aportación de 30.000 euros para desarrollar su proyecto de investigación.
Diez meses después de su llegada a Galicia, su vida ha cambiado bastante. Su madre decidió volver a Ucrania —«porque echaba mucho de menos su país y quería estar con mi padre»— y Zoia vive de manera independiente en un piso del barrio de Esteiro. «Por las mañanas vengo a trabajar al laboratorio y cuatro tardes a la semana voy a clases de inglés y español a la Escola de Idiomas, donde hay muy buen ambiente y nos ayudan mucho», comenta agradecida.
También habla maravillas de sus compañeros de trabajo en el Laboratorio de Polímeros y del grupo de amigos que ha logrado formar desde que vive en Ferrol. Pero, más allá de su sonrisa, a cada momento se intuye en su mirada un poso de nostalgia. Y sobre todo, de preocupación. «Echo muchísimo de menos a mis padres, lo que más me gustaría es que estuviesen aquí conmigo, pero de momento prefieren quedarse allí. Todos los días los llamo por teléfono para saber que están bien», dice Zoia, su única hija.
UN PROGRAMA PARA CAPTAR Y RETENER TALENTO
Zoia Haholkina forma parte del grupo de ocho jóvenes cerebros que el pasado mes de junio han podido estrenar un contrato de investigación en Ferrol gracias a un plan impulsado por el Campus Industrial y orientado a «captar y retener talento». La iniciativa cuenta con el respaldo de la Xunta, que aporta la financiación, y ha fructificado en tres programas diferentes: Talento en formación, que ha permitido contratar a cuatro investigadores predoctorales; Talento investigador, que ha dado trabajo a dos posdoctorandos (una es Zoia); y Doutoramento industrial, gracias al cual dos estudiantes matriculados en un programa de doctorado podrán formarse en empresas de la zona entre uno y tres años.
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