CARTAS: Cartas al Director
El Mundo, 28-07-2006La honorabilidad de la Policía, puesta en duda
Sr. Director:
En la página 3 de EL MUNDO del 24 de julio, en el artículo de opinión titulado ¿Puede haber policías tan desalmados? se concluía que si bien el SUP lleva razón cuando dice que, de ser ciertas las acusaciones, estaríamos ante verdaderos desalmados, «lo que de ninguna manera resulta tolerable es que tanto el SUP como la UFP aludan, como lo han hecho, a que las internas provocaban a los agentes que las custodiaban». A la pregunta del titular hay que responder que sí; sí puede haber policías tan desalmados. Ninguna profesión inmuniza contra los miserables. El problema no es si puede haberlos, que los hay, sino si éstos lo son o no.
Por los datos que obran hoy en mi poder, creo que han sido más víctimas que verdugos. No consta que abusaran de su cargo, intimidaran o coaccionaran a las internas, y menos aún que tuvieran relaciones con las mismas. Las noticias diciendo «hay pruebas fotográficas de que se cometieron dichos abusos» son una manipulación. Existen fotografías de una comida, de personas sentadas en una mesa, no de abusos sexuales. Y aunque este hecho merece una sanción, no constituye ninguna prueba de abuso.
Este caso me ha recordado al del verano del año 2000, cuando murió en la Comisaría de Arrecife Antonio Augusto Fonseca. Se publicaron viñetas acusando al SUP de defender la tortura. Luego resultó que otros informes forenses rebatieron el que hizo el forense de la familia, y que la justicia sentenció: una larga persecución y una fuerte resistencia del fallecido, que no recibió malos tratos. Los policías son inocentes.
No tenemos claro que los policías, por su falta de celo profesional, no sean víctimas necesarias para conseguir un fin. Cualquier policía novato sabe que demasiadas declaraciones y demasiadas coincidencias son sospechosas porque pueden obedecer al seguimiento de un guión previamente establecido. Si resulta que alguna de las seis denunciantes (dos rusas, una ucraniana, una venezolana, una colombiana y una brasileña), o de las 15 testigos de diversas nacionalidades, además de quedarse en España en vez de ser expulsadas (cosa que ya han conseguido todas y lo que por sí solo puede motivar falsas denuncias), puedan con su trabajo ingresar entre 3.000 y 6.000 euros, y hay mafias que las controlan, estamos obligados a ser escrupulosos con la presunción de inocencia y a mantener hoy, con las pruebas existentes, que mis compañeros no merecen estar en la cárcel.
Una de las denunciantes, en voz alta, amenazó a un policía, en presencia de otros dos (una de ellas mujer, la única que había entrado en el módulo a retirar una radio con mucho volumen, algo prohibido porque puede encubrir ruidos de golpes para fugarse), gritando: «Ahora te voy a meter en un lío, voy a declarar que tú también estabas en la orgía». Existe constancia escrita. Ha habido en el pasado casos de abusos y de denuncias falsas. Y presumiblemente los seguirá habiendo. En el CIE de Málaga, con los datos que hoy tenemos, apuntan más a la denuncia falsa y el montaje que al abuso, y mientras los datos sean los que son, los policías seguirán siendo nuestros compañeros y ejerceremos su defensa con todas las consecuencias.
cartas.director@elmundo.es
José Manuel Sánchez Fornet (Secretario general del SUP). Madrid.
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