“Meghan Markle es esa Giselle que convertí en inmigrante y víctima de racismo”

El coreógrafo británico lleva al Liceu 'Jungle Book Reimagined', una versión del Kipling para salvar el planeta

La Vanguardia, MARICEL CHAVARRÍA, 24-01-2023

Akram Khan (Londres, 1974) es el coreógrafo paradigmático del siglo XXI, siempre en busca de otro ángulo desde el que observar la verdad global del mundo. Nacido en una familia procedente de Bangladesh, su creatividad y movimientos animalescos reflejan la hibridación de la danza contemporánea con sus inicios en el folclore bengalí y la danza Kathak india.

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MARICEL CHAVARRÍA
Una escena de ‘El libro de la selva reimaginado’ de Akram Khan
Su ya famosa versión de Giselle que reinventó para el English National Ballet y Tamara Rojo recaló hace poco en el Liceu. Pero ahora es él mismo el que desembarca con su propia compañía para mostrar Jungle Book Reimagined –del 25 al 30 de enero, con un 20% de descuento para suscriptores en la web de entradas de La Vanguardia–, una aproximación en clave ecologista al Libro de la Selva de Kipling que no le es nada ajeno, pues él mismo bailó de joven en una producción de danza india, interpretando al mismísimo Mowgli.

Arranque de la versión danzada
La familia de Mowgli naufraga al huir de la crecida de las aguas. El pequeño llega a una ciudad devastada que los animales han hecho suya
La familia de Mowgli naufraga al huir de la crecida de las aguas. El pequeño llega a una ciudad devastada que los animales han hecho suya… Así arranca su versión. Con un diseño de vídeo y animación de YeastCulture, bailarines y cartoons interactúan mágicamente dando vida a monos, perros, tigres, panteras, elefantes.. .

Toca un tema duro, el del cambio climático, pero con una mirada naíf y un mensaje para niños.

Sí, porque ellos son el futuro, reciben nuestra herencia. No lo hicieron ellos el cambio climático, sino la generación de mis padres y la mía. La pregunta clave para mi generación es qué les estamos transmitiendo. Y mi deber como artista es empezar a compartir lo que quiero transmitir yo a mis hijos: historias con una posible esperanza. De hecho es un espectáculo familiar, para una experiencia intergeneracional.

Una escena de ‘Jungle Book Reinvented’
Una escena de ‘Jungle Book Reimagined’ AMBRA VERNUCCIO
¿Y cómo le hace sentir clamar por algo tan improbable como restaurar el medio ambiente?

Es un reto porque no tenemos el control. En todo caso, podrán controlar las decisiones que tomo y las posibilidades que tengo, pero no mi inspiración ni mis sentimientos. Es importante dar a los niños la posibilidad de acceder a otra voz, que tengan otro punto de vista que no sea político.

Nos adentramos en la realidad virtual antes de entender siquiera la mayor tecnología del mundo, que es nuestro cuerpo”
¿Es más vital que nunca la danza en un mundo que olvidó qué es lo esencial para sobrevivir?

La danza siempre ha sido vital pero sí, se vuelve más urgente porque es un proceso físico y, como todo lo que involucra al cuerpo, requiere un esfuerzo. Nos estamos convirtiendo en una generación que quiere eludir el trabajo duro de los procesos físicos, y eso es peligroso. Estamos empezando a abandonar nuestros cuerpos, nos adentramos en el mundo de la realidad virtual. Sin embargo, la mayor tecnología que aún no entendemos es nuestro cuerpo. La mente está en él, al igual que la conciencia, y ni siquiera entendemos eso. No nos entendemos a nosotros mismos pero estamos más fascinados por ir a otro planeta como Elon Musk. Con Jungle Book usamos mitos para recordar nuestros errores y celebrar la posibilidad de hacer lo correcto.

¿Esos movimientos animalescos tan suyos llegaron por casualidad o fue algo buscado?

Creo que fue accidental. Durante año estudié Kathak, la clásica india, que es una danza muy vertical sin ir hacia arriba y abajo como con los saltos del ballet. Luego descubrí el contemporáneo estudiando sobre todo Graham, y tomé clases de ballet. Pero creo que es resultado de la forma en que me muevo, cerca del suelo. No soy alto así que era más rápido llegando al suelo que al cielo. Me sentí como en casa pues en mi cultura vas a menudo descalzo, el contacto del pie con la tierra o con el mármol del templo es importante. Con lo que yo estoy conectado es con los rituales, y el teatro es el último ritual humano que demanda los cinco sentidos. El propósito del templo original era, creo, despertar los sentidos, no era ir a rezar. Es lo mismo que hacemos hoy yendo al teatro, aunque la tecnología te quita ya tres de esos sentidos: no puedes tocar al intérprete ni al espectador de al lado, no puedes oler… sólo queda oído y vista.

Una escena de ‘Jungle Book Reinvented’
Con la versión del ‘Libro de la Selva’, Akram Khan quiere transmitir a los niños de hoy “historias con una posibilidad de esperanza”. AMBRA VERNUCCIO
¿Cómo es la relación entre usted, ya londinense, y la generación de sus padres, inmigrantes?

Siempre ha sido trágica y hermosa a la vez. Ser inmigrante es como el cordón umbilical del embarazo, nadie puede empatizar si no lo ha vivido. Dejas tu patria por una vida mejor y vienes a un lugar donde eres una minoría y te menosprecian pero también te dicen “eres uno de nosotros”. “Estás invitado a la fiesta pero no a nuestra mesa a cenar”. El enfoque colonizador europeo con la Commonwealth, por ejemplo; otra forma de imperio que te deja en la periferia. Pero hay posibilidades hermosas y especiales para mí en Londres que nunca habría vivido de haber crecido en Bangladesh. Aunque ¡cómo ha cambiado el mundo desde que hice la inauguración olímpica con Danny Boyle en 2012! Entonces dábamos la bienvenida a todo el planeta y a partir de ahí, el Brexit nos encierra y aleja a los inmigrantes para que puedan morir en el mar. Es otra forma de colonización, mucho más inteligente: libamos recursos de países de Oriente Medio y demás, y cuando las personas indefensas que intentan huir de la guerra porque nos hemos pasado chupando vienen aquí, les decimos que retrocedan.

Si vives una mentira todo se perpetúa, la única forma de sanar es conectar con la verdad”
¿Qué opina de que Harry y Meghan hayan verbalizado que la Commonwealth es una farsa?

La verdad siempre será difícil con los racistas. El verdadero problema es que ella es una persona de color en la familia Real, eso es problemático, nunca la aceptarán, de manera que todo el racismo está saliendo a la luz. Lo que no entiendo es… ¿por qué no admiten simplemente que son racistas? ¿Por qué tienes que inventar historias y decir que es una malvada que ha ponzoñado a Harry? Juegan a eso. Como sabes, mi Giselle es una inmigrante. Tiene gracia, porque hice Giselle mucho antes de que sucediera lo de Harry y Meghan y no era consciente pero veo que Meghan Markle es mi Giselle y el príncipe Harry es el Albrecht que deshonra a su familia y dice estar enamorado de esa chica de color… Es increíble la cantidad de racismo que ha habido siempre. ¿Qué estamos transmitiendo? ¿Qué están pasando los padres blancos a sus hijos? Una institución del odio, del trauma. El mundo creía que el racismo había acabado y qué va, nunca desapareció, solo que es más discreto. Inglaterra es totalmente racista. Todos los países europeos lo son, pero lo ocultan mejor. No es culpa de Harry ni culpa de William, es el sistema que transmitimos y que controla la narrativa. Si vives una mentira, todo se perpetúa, la única forma de sanar es iniciando una conexión con la verdad, tener una perspectiva de 360º de lo sucedido. Y para ello es importante tener contexto. El problema con la tecnología es que ha eliminado el contexto y se han simplificado las posturas: sólo puedes responder con el pulgar hacia arriba o con el pulgar hacia abajo, por eso es tan poderosa. Esta es la razón por la que estoy involucrado en el teatro, porque permite capas.

Una escena de ‘El libro de la selva reimaginado’ de Akram Khan
Tras haber creado para el English National Ballet una ‘Giselle’ contemporánea, Khan que nunca trabaja para otras compañías, regresó con la suya propia para ese ‘Libro de la selva reimaginado’ AMBRA VERNUCCIO
Usted aspira a ser un coreógrafo invisible, a desaparecer de la pieza y que esta sea una creación orgánica…

Siempre lo intento pero nunca sucede. Pero el intento está ahí. En muchas de las cosas que veo se percibe la artesanía del coreógrafo. Y me impresiona, como en el trabajo de Anne Teresa de Keersmaeker. Pero cuando vi El despertar de la primavera de Pina Bausch, no vi esa artesanía. Era tan profundo que no vi la mano humana, sentí que sencillamente había sucedido, de manera orgánica. Y eso es para mí la profundidad de Pina y ha sido siempre mi inspiración. Pero nunca lo logro porque a menudo usamos la cabeza para hacer el trabajo. A veces, más que nuestros instintos, el instinto físico, el instinto corporal. Pero lo intento, y si trabajas con tus instintos corporales, y de alguna manera no ves la musculatura de la inteligencia del coreógrafo, solo sientes el sentido de la profundidad del trabajo. No tienes que ver el sentido del trabajo.

¿Y cómo está tan convencido de que nunca lo logra?

No, no lo logro. Siempre pienso “Ah, ahí usé mi cabeza, y para eso también”. Creo que lo más cerca que he estado de conseguirlo diría que es Giselle, Zero degrees y Xenos… en pocos he visto menos musculatura intelectual. Porque en Occidente, bueno, no ya no en Occidente sino en la civilización moderna tenemos esta jerarquía real entre el intelecto superior al instinto. Creo que soy un gran creyente de lo que todavía dicen y creen las tribus pigmeas, los cazadores-recolectores, nómadas y ese tipo de tribus, que es que cada generación que llega a las civilizaciones modernas nos parecen más inteligente pero para ellos llegan menos sabia. Así que quiero hacer un trabajo que te golpee en las tripas. Que no necesariamente se filtre del cerebro a las entrañas, sino de las entrañas para arriba. Recuerdo cuando vi La consagración de Pina, era joven y ni siquiera sabía cómo describir en palabras lo que sentí. Pero ha permanecido en mí para siempre. Verás, cuando me conecto con alguien intelectualmente, lo olvido muy rápido, después de un tiempo, pero cuando alguien me conmueve, nunca olvido el sentimiento. Puedo olvidar a la persona. Pero nunca olvido el sentimiento y la experiencia.

En las danzas clásicas hay un esfuerzo por lograr la perfección. En cambio, la contemporánea va de nuestro esfuerzo por revelar nuestras imperfecciones"
Cuando estudió ballet durante tres años, ¿cómo conectó con esa disciplina tan alejada de usted y qué aprendió de ella?

Era una asignatura obligatoria y mi cuerpo era la antítesis del ballet. Pero me conecté no a través del cuerpo sino a través de los valores compartidos de todas las danzas clásicas, valores profundos. No importa qué sea Oriental u Occidental, ya sea danza clásica india o ballet. Lo que nos conecta es nuestro esfuerzo por lograr la perfección. En cambio, la danza contemporánea para mí va de nuestro esfuerzo por revelar nuestras imperfecciones. La contemporánea es para los humanos, la clásica se hace para los dioses. Pero vivo con ambos mundos simultáneamente, no los ordeno jerárquicamente. Estoy en mi mundo de danza clásica india, pero también estoy igualmente en mi mundo contemporáneo.

El público liceísta le habrá visto recientemente en algo tan inusual en usted como es una creación para una compañía de ballet esa Giselle para el English National Ballet, y ahora trabajando con su propia troupe. ¿Hace distintas aproximaciones cuando trabaja con una y con la otra? ¿Utiliza a sus propios bailarines para dar forma a una pieza que está haciendo para otra compañía?

No hay ninguna diferencia, solo de escala porque con las compañías de ballet clásico hay muchos más bailarines, mientras que en mi empresa son un máximo de diez. Pero en términos de valores, de lo que estamos buscando y en la forma en que contamos historias, coincide. Cambia el idioma, como si uno cambiara del inglés al español, pero siempre lo veo a través de mi lente, la misma lente. Así que miro mi trabajo contemporáneo con la misma lente que miro Giselle. Y sí, antes investigo un poco con mis bailarines. De hecho mi pieza Until the lions se convirtió en la tarea de investigación para Giselle.

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