Migración
«La Policía gala ahora no controla la muga, pero sí la migración»
Las garitas en los puentes Internacional y Santiago están cerradas desde Navidad, pero «casi todos los días devuelven a algún migrante a Irun», afirman en las redes de acogida
Diario Vasco, , 16-01-2023La Policía francesa hace ya varios años que vigila con celo la entrada irregular de inmigrantes. Ya en 2016 devolvió a Irun a un millar de africanos, una cifra que fue en aumento los años posteriores, hasta el punto de instalar unas garitas para el control de sus agentes en los puentes fronterizos de Santiago e Internacional (Behobia) –el peatonal de Avenida está vallado–, allá donde supuestamente no hay barreras en la Europa sin fronteras. Salvo algún momento puntual como en navidades, nunca los han abandonado bajo diferentes pretextos: prevenir posibles atentados terroristas (cumbre de Biarritz 2019), limitar la movilidad durante la pandemia… Sin embargo, la pasada Navidad desapareció la presencia policial en estos puntos, y no se ha restablecido. Aunque los grupos de apoyo a la migración en ambos lados del Bidasoa aseguran que este hecho no obedece a ninguna flexibilización de su política migratoria por parte del Gobierno francés. De hecho, aseguran que «la frontera antes estaba muy vigilada, y ahora lo sigue estando». Solo que, «por algún motivo», los controles se estarían realizando «en otros puntos menos visibles», que hasta ahora no contaban con tanta vigilancia.
«Prácticamente todos los días tenemos noticia de que han practicado alguna devolución en caliente. Y eso, de las que tenemos noticia, porque de algunas no te enteras», señalan voluntarios de distintos colectivos. Tradicionalmente, los dos pasos fronterizos sobre el río Bidasoa, así como las inmediaciones del peaje de la autopista en Biriatu, eran los puntos de vigilancia permanente. Ahora, han «eliminado» los dos primeros y «reforzado» este último y también otros, como «las líneas de transporte público». «Los autobuses que van desde Irun a Hendaia y Baiona los paran continuamente y si viaja algún migrante, lo bajan y lo devuelven a Irun», aseguran.
LAS CIFRAS
6.300 migrantes fueron atendidos durante 2022 en el recurso que Cruz Roja gestiona en Hilanderas, en Irun.
4.165 personas acudieron el año pasado al punto de acogida de Irungo Harrera Sarea (IHS) en la plaza San Juan: 3.308 hombres, 645 mujres y 212 menores de edad.
2.490 migrantes en tránsito recibió el grupo nocturno (gautxori) de IHS en la estación irundarra. 20.35 varores, 645 mujeres y 91 menores.
Desde Irungo Harrera Sarea (IHS), Ion Aranguren asegura que «los controles racistas los venían haciendo y los siguen llevando a cabo, con la diferencia de que ahora lo hacen lejos de los puentes».
Ni en Lapurdi ni en Gipuzkoa aciertan a responder a ciencia cierta el cambio de proceder. Tampoco le consta ninguna variación a la Dirección de Migración del Gobierno Vasco. «Podemos hacer conjeturas», puntualiza Aranguren. La suya es «un blanqueamiento de la política migratoria» por parte de Francia. Y lo justifica en que «la semana que viene hay una cumbre en Barcelona entre Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, y uno de los puntos sobre la mesa será la migración».
Un agente, en la muga.
Un agente, en la muga. / F. DE LA HERA
En este sentido, tanto el Gobierno central como sobre todo el Gobierno Vasco –junto a otros colectivos de apoyo a la migración y los ayuntamientos de Irun y Hendaia– han sido críticos con las trabas que Francia viene poniendo en su muga –«pero solo a los negros», apostilla Aranguren–, lo que obliga a estas personas a tomar vías más peligrosas como cruzar las aguas del río Bidasoa o seguir las vías del tren. Ambas se han cobrado ya nueve vidas en algo más de un año. Y a las puertas de esa cumbre, «cerrando los controles de los puentes, el Gobierno de Macron puede dar una sensación de una relajación policial que no es así».
Tampoco han percibido un flujo diferente en el recurso para migrantes en tránsito de Hilanderas, donde «en general, la mayoría siguen pasando una sola noche» en el centro antes de proseguir su camino hacia el norte. «Desde hace mes y medio, llevamos una media de menos de diez personas diarias en Irun», indican desde Irungo Harrera Sarea.
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