Nada menos que un 2% del PIB. Ése es el porcentaje que las 800.000 trabajadoras extranjeras que residen en España aportan ya a la riqueza nacional, según el estudio El impacto de la inmigración femenina en la economía española, que presentó ayer el Instituto de la Mujer. La cifra incluye también a la población en situación irregular.

Más del 60% de las inmigrantes trabaja – nueve de cada 10, en el sector servicios, principalmente como personal doméstico o en la hostelería – , frente a tan sólo la mitad de las españolas. De hecho, del total de ocupación femenina en España, la tasa de extranjeras ha crecido del 3,4% en 2001 al 10,3% en 2005.

El informe señala que, de los más de 4,3 millones de empleos creados desde 1999, casi el 40% son desempeñados por foráneos; y entre las mujeres, tres de cada 10 nuevos puestos de trabajo han ido a parar a extranjeras. Es más: un elevado porcentaje posee un segundo empleo, lo que puede deberse a que casi un tercio está ocupada a tiempo parcial.

Las inmigrantes desempleadas permanecen menos tiempo en paro que las españolas, lo que, según el Instituto de la Mujer, puede explicarse por la mayor disponibilidad de las mujeres extranjeras, que exigirían menos salarios y peores condiciones contractuales. Así, el informe estima que el salario de las inmigrantes puede llegar a ser un 30% menor que el de las nacionales para un mismo puesto, y que la desigualdad podría ampliarse hasta el 50% si se encuentran en situación irregular.