Según datos proporcionados ayer por el INE, el pasado primero de enero había 3,88 millones de extranjeros empadronados en los ayuntamientos españoles, lo que representa el 8,7% de la población total registrada. En total, España tenía en la mencionada fecha 44.395.300 habitantes, 287.000 más que el primero de enero de 2005. De esos 287.000, 133.000 eran españoles y los 154.000 restantes extranjeros. Caminamos evidentemente hacia una sociedad mestiza, lo cual admite pocas objeciones, por lo que el dato central, el porcentaje de extranjeros en cada momento, que por definición son todos de primera generación ya que sus hijos ya serán españoles, sólo merece ser analizado desde el criterio de la integración. En otras palabras, lo que debe ponderarse es la capacidad de asimilación de la sociedad española en cada momento para evitar patologías en el referido proceso de mestizaje, impedir la formación de guetos y frenar procesos de multiculturalismo que establezcan peligrosas compartimentaciones.