La población española está cada vez más envejecida. El porcentaje de
personas menores de 44 años es superado con creces por el que hace
referencia a los mayores de 60. En los últimos años, la población
inmigrante ha «equilibrado» en cierto modo la balanza, y es que, mientras
que la población española comprendida entre los 16 y 44 años supone sólo
el 42 por ciento del total, en los extranjeros este mismo colectivo supone
el 64 por ciento. Según los datos publicados ayer por el INE, en España,
los mayores de 65 años suponen el 17 por ciento del total. Por el
contrario, los mayores de 65 años extranjeros empadronados sólo son el 5
por ciento. Con respecto a los menores de 16 años, las diferencias no son
tan notables. Los niños y adolescentes de nuestro país representan el 16
por ciento de la sociedad española y en los extranjeros, las personas
menores de 16 años suponen el 14 por ciento. Carmen Alcaide, presidenta
del INE, explicó que esta situación «no resuelve el problema del
envejecimiento, pero al menos lo alivia un poco». Para el responsable de
la unidad de Demografía de la Oficina Comunitaria de Estadísticas
(Eurostat), el incremento de la población que se registra en la actualidad
en los países del sur de Europa, como España, no será suficiente para
compensar el descenso que se producirá a continuación. De hecho, la
población española será la más anciana de la UE en 2050, con un porcentaje
del 35,6 por ciento de mayores de 65 años, y aquella con la menor
proporción de ciudadanos en edad de trabajar, con un 52,9 por ciento. Para
entonces, el porcentaje de ciudadanos de entre 0 y 14 años y de más de 65,
los dependientes, serán del 89,2 % del total.