«Lo peor para los civiles ucranianos llegará en primavera», alerta Médicos sin Fronteras

Según la ONG, que este jueves presentó junto al IEAH un informe sobre ayuda humanitaria en el mundo, los más vulnerables son las personas mayores, «que no quieren dejar sus casas, porque es lo único que tienen». El informe, que subraya la existencia de 32 conflictos armados activos en el mundo en 2021, denuncia el «doble rasero» a la hora de brindar ayuda a otras crisis que han sido olvidadas

ABC, Susana Gaviña, 16-12-2022

Este martes el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dymtro Kuleba, aseguraba a un grupo de periodistas extranjeros en Kiev que los enormes ataques con misiles de Rusia contra Ucrania habían convertido a «todo el país en una línea de frente. No importa si eres un soldado o un civil, estás bajo ataque. Y así es como nos sentimos», recogía la CNN. De ahí que Kuleba no pudiera priorizar la necesidad de recibir suministros de armas frente a los de energía cuando se le cuestionó por ello, ambos son vitales para el país y para la población civil. »Son casi igualmente importantes«, reconocía. Desde que Rusia comenzó sus ataques con misiles a las infraestructuras energéticas, el pasado 10 de octubre, gran parte de Ucrania, que afronta su primer invierno en guerra, se ve abocada a vivir en condiciones extremas: sin luz, agua, ni calefacción…

«Putin ha convertido a la población civil en objetivo para que esta presione a Zelenski», ha asegurado este jueves Jesús A. Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), durante la presentación del último informe, realizado en colaboración con Médicos sin Fronteras (MSF), sobre la ayuda humanitaria en el mundo en los últimos dos años. «Ucrania tiene capacidad de maniobra militar para abatir objetivos rusos, pero Rusia no tiene capacidad de maniobra militar más allá de cavar trincheras para frenar los ataques, no tiene capacidad ofensiva. Es por ello que está utilizando la artillería para bombardear estructuras críticas», aseveró.

Para el analista, el objetivo de Putin es claro: «La desmoralización civil para que esta presione a Zelenski, por lo que cabe imaginar que seguirá utilizando misiles, cohetes, aviones… para crear el malestar social necesario para sentarse a la mesa a negociar. Como consecuencia de esto, la población se ha convertido en un objetivo explícito de la violencia». Cada parte del conflicto, según Núñez, «utiliza los instrumentos que tiene para lograr sus objetivos».

Los mayores, los más vulnerables
«Pinta mal», ahondó Aitor Zabalgoezakoa Llodio, responsable de la Unidad de Emergencias de Médicos Sin Fronteras España, cuando fue preguntado por cómo iba a afrontar la población civil este invierno, que sin haber llegado todavía sufre ya unas temperaturas de entre menos 7 y menos diez grados. Sin embargo, insiste en que las personas más afectadas son las que están en primera línea de las operaciones militares. «Esa población está viviendo una intensidad de violencia que no había visto yo en 30 años».

Junto a aquellos que viven en el frente, para Zabalgoezakoa la población más vulnerable actualmente en Ucrania son las personas mayores «porque no tienen alternativa y no se quieren marchar. Su casa es su única posesión». Si bien reconoce que a la ONG le resulta imposible acceder a algunas zonas del país, admite que su ayuda en estos momentos se centra en «repartir leña, facilitar determinados tratamientos médicos y acceso a comida».

Desde que empezó la invasión rusa, el pasado 24 de febrero, alrededor de ocho millones de personas han abandonado Ucrania y otros seis millones son desplazados internos: «Se han ido a casa de otros familiares», señala Zabalgoezakoa, que ha alertado de que lo peor para la población podría llegar «en primavera». Estas cifras elevan el número total de refugiados y desplazados en el mundo a más de 103 millones, lo que supone un nuevo récord.

Doble rasero
El foco de la presentación del informe este jueves lo ha ocupado Ucrania, conflicto que ha sido el centro de la solidaridad y de la ayuda humanitaria desde febrero, pero no es el único que existe en planeta, aunque sí el más próximo para nosotros – «está sucediendo en Europa, en nuestra casa»- de ahí que los esfuerzos en ayuda humanitaria se hayan inclinado hacia él, en detrimento de otros conflictos. Así lo denuncia el informe presentado este jueves por MSF y el IECAH «La acción humanitaria en 2021-2022: más allá de la guerra de Ucrania». En él se denuncia el «doble rasero» de la comunidad internacional «no solo en lo económico, también en la protección de las personas que demandan asilo que proceden de Ucrania y las que llegan a través del Mediterráneo», subrayó Francisco Rey, codirector del IECAH, durante la rueda de prensa. El reproche también lo extendió a los medios de comunicación: «Las crisis que salen en los medios logran más respuesta humanitaria».

La guerra de Ucrania ha nublado las otras crisis que hay en el mundo, 32 conflictos armados activos en 2021, la mayoría en África, según el informe, que menciona crisis casi olvidadas como las de Cabo Delgado (Mozambique), que ha provocado el desplazamiento de un millón de personas, o la de Tigray (Etiopía), de la que han huido hasta tres millones de personas por los extremados niveles de violencia, que, entre las víctimas, ha provocado la muerte de 37 trabajadores humanitarios (varios de ellos pertenecientes a MSF). Zabalgoezakoa también se refirió a «violencia política y criminal» que ha aumentado en la región del Sahel, a la guerra en Yemen o el regreso de los talibanes a Afganistán, que tras la explosión en los medios tras la toma de Kabul, en agosto de 2021, ha desaparecido prácticamente de la agenda internacional.

LAS OTRAS CRISIS OLVIDADAS Arriba, suministro de agua en un campo de desplazados en Siria. Debajo a la izquierda, una trabajadora de Médicos sin Fronteras atiende a niños en Cabo Delgado (Mozambique), a la derecha ataque a un centro sanitario en Tigray (Etiopia), donde han muerto por la violencia 37 trabajadores humanitarios MÉDICOS SIN FRONTERAS

«Las instituciones tienen la obligación de defender a todos por igual». Hay 32 conflictos armados que «requieren de ayuda humanitaria, así como buscar soluciones, alternativas de diálogo».

Gasto en defensa pero no en prevención
La realidad es que los efectos de la guerra de Ucrania han funcionado como un efecto dominó. «Su capacidad de contaminación es muy grave y extensa», señaló Núñez, que enumeró entre los efectos el agravamiento de la crisis alimentaria, así como la posibilidad de que el conflicto nacional traspase fronteras: «Si va a más la guerra en Ucrania se puede convertir en un conflicto continental», alertó Núñez, que también puede cambiar de fase, dependiendo de la desesperación de Putin, en la que «no se puede descartar el uso de armas nucleares«. Una probabilidad que viene avalada por un escenario mundial en el que se ha producido «un incremento brutal» en gasto en Defensa en el mundo, alcanzando un récord histórico: 2,1 billones de dólares. «Se ha producido una ‘securitización’ de la agenda internacional», aseguró el analista del IECAH, que lamentó que frente al incremento de las amenazas no lo hagan de igual manera los fondos para la prevención de los conflictos. «No hay una apuesta clara por la prevención, por la diplomacia».

Entre los retrocesos provocados por la guerra de Ucrania, se refirió también al paso atrás dado en las políticas para frenar el calentamiento global, otra de las causas del creciente número de desplazados en el mundo. La crisis energética, además de llevar a indultar a algunos líderes mundiales repudiados en el pasado como el presidente venezolano, Nicolás Maduro, o al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, a cambio de acceder a su petróleo, como recordó Núñez, nos está abocando a la «dependencia de combustibles fósiles, como el carbón, responsables de los gases de efecto invernadero».

Los efectos extremos del cambio climático están afectando a países como Somalia o Pakistán, que ha sufrido 8 millones de desplazados.

Poco crecimiento de la ayuda humanitaria
Otra mala noticia del informe es que a pesar del aumento de las necesidades humanitarias (en 2021 la cifra ascendió a 306 millones de personas necesitadas de asistencia), la ayuda no creció en la misma proporción. Tan solo aumentó un 2,6% entre 2018 y 2021. La financiación internacional en este último año ascendió a 31.300 millones de dólares. Otro dato en rojo es que de los fondos solicitados por Naciones Unidas el año pasado para atender las consecuencias de las crisis, solo se cubrieron en un 56%, lo que supone el segundo peor porcentaje registrado jamás. «La brecha entre necesidades y recursos sigue agrandándose, dejando a cada vez más poblaciones sin la asistencia y protección adecuadas», lamenta Francisco Rey.

En cuanto a España, la acción humanitaria en 2021 se incrementó un 12,01% respecto al año anterior, con más de 107 millones de euros. Entre las buenas noticias, se mencionó la aprobación de la Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, con la que se fija el compromiso legal de aportar el 0,7 del PIB para la ayuda al desarrollo.

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