Nuestro país, que presume de ser solidario, es un país volcado en inmigrantes, exiliados y refugiados proporcionando a estos colectivos recursos para cubrir sus necesidades y facilidades para montar sus negocios y formar sus familias. Me gustaría destacar que dentro de nuestro país hay personas españolas con verdaderas necesidades básicas y sueños de mucha gente joven deseosa de montar su propia familia y emprender un negocio. Tristemente parece que este colectivo español queda al margen social sin ningún tipo de derecho para vivir y prosperar viéndose en la necesidad de sobrevivir sin ningún tipo de ayuda ni un vuelco de la sociedad para mejorar su situación. Para la gente joven cada vez es más difícil independizarse y la natalidad cada vez es menor por estas circunstancias sociales. Creo que no debería haber distinciones entre ciudadanos de primera, segunda y tercera.