Aumenta la población
Diario Vasco, 26-07-2006EL avance del padrón municipal, a 1 de enero de 2006, que dio ayer a conocer el Instituto Nacional de Estadística, señala que la población de Gipuzkoa ha crecido en 2.371 personas respecto al año anterior. De 688.708 habitantes se ha pasado a 691.079. El crecimiento es consecuencia directa de la llegada de inmigrantes, que ascienden ya en este territorio a 24.516. Tan decisiva es la contribución de los extranjeros en este incremento poblacional que si no hubiera sido por ellos la estadística guipuzcoana hubiera sido negativa. Concretamente, el padrón señala un descenso de 609 personas entre la población autóctona. Tras más de una década de continua caída, los registros de población de Gipuzkoa han venido aumentando poco a poco durante los últimos cinco años, de tal forma que durante este periodo se ha ganado 11.102 habitantes. Un incremento que también se relaciona con la llegada de extranjeros, cuya presencia en el mismo periodo se ha triplicado. Aunque cuantitativamente las cifras no son altas, lo que evidencia claramente la última revisión del padrón municipal es que la llegada de extranjeros contribuye al equilibrio poblacional del territorio, a la vista del progresivo envejecimiento de la sociedad guipuzcoana autóctona. Una vez más se constata esta realidad. El modelo de familia, con uno o dos hijos, el acceso tardío de las mujeres a la maternidad, el ritmo de vida que determinan estas dos circunstancias, son factores que contribuyen a este envejecimiento de la población. La gráfica del último censo es bien elocuente. La zona alta es más ancha que la base. Hay un número mayor de empadronados con más de 60 años que de menores de 20 y el mayor contingente es el que comprende a los ciudadanos de entre 30 y 34 años. De esta gráfica sólo cabe discernir un dato para la esperanza y es que en la base se aprecia un tímido incremento de la población de 0 a 4 años, lo que evidencia un repunte en el número de nacimientos durante el último año.
Otro asunto es que todos los que están registrados sean los que realmente son. De entrada, no se puede considerar al padrón como una estadística rigurosa por cuanto puede inscribirse en él cualquier inmigrante, sea legal o clandestino. Además, no se oculta que existe una población extranjera sin papeles que es difícil de contabilizar. Estas circunstancias están generando un baile de cifras entre los datos del padrón y los de extranjeros regularizados. En España representa un desfase de un millón de personas, cifra lo suficientemente elevada como para que las instancias competentes comiencen a plantearse la necesidad una política sobre inmigración que evite dobles medidas y futuras complicaciones.
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