«Aún podemos hacer más por Ucrania»
Un matrimonio donostiarra organiza una recogida de ropa de abrigo y víveres para enviar al país en guerra con la colaboración de familias refugiadas en Gipuzkoa
Diario Vasco, , 07-12-2022En el hogar de Rosa Albarracín y Óscar Amilibia viven desde hace ocho meses cuatro ucranianas que salieron con lo puesto cuando estalló la guerra. La pareja, acostumbrada a ayudar, enseguida se apuntó a las listas de familias voluntarias que organizó el Gobierno Vasco para repartir a los refugiados que iban llegando a Euskadi. Elena y sus hijas María y Sofía fueron las primeras en llegar a casa de este matrimonio. Juliana llegó poco después. Junto a ellas, Rosa y Óscar echan una mano en todo lo que pueden a otras cuatro familias que viven en Hernani. Dispuestos a seguir aportando su granito de arena, el fin de semana salió el primer envío hacia Ucrania con ropa de abrigo, de todo tipo y para cualquier edad, productos de higiene, comida no perecedera e incluso algo de chocolate, «porque seguro que les hace ilusión tomar algo dulce».
En total 79 cajas perfectamente organizadas fruto de la solidaridad de la red de amigos y conocidos de un matrimonio donostiarra que, además de tener en acogida a cuatros personas del país en guerra, pensó que «tenía que hacer algo más».
La casa de Rosa y Óscar era, antes de realizar el envío de los enseres donados, un auténtico laberinto cajas por hacer y bolsas con prendas por organizar, limpiar y poner a secar. Alrededor de todo ese auténtico zafarrancho, más ropa doblada y clasificada. Apenas cabía un alfiler y en cualquier esquina se acumulaban productos de higiene y comida. Donde muchos hubieran visto un auténtico caos este matrimonio comprobaba que les invadía una oleada de solidaridad. «¡Cómo no vamos a ayudar en lo que podamos!», explica Óscar. «Buena parte de la familia de quienes ahora son parte de la nuestra están allí», dice.
«En Ucrania hay gente que necesita de todo, por eso hemos decidido mandar ropa, productos de higiene y comida»
ROSA ALBARRACÍN
La idea de pedir ropa de abrigo y mandarla directamente a Ucrania se le ocurrió a Svedlana, la madre de Juliana. Así que Rosa y Óscar se pusieron manos a la obra. Primero contactaron con amigos y familiares, luego con los compañeros de la ikastola de su hija. «No queríamos hacerlo a través de una ONG», explica Rosa. «Como ellas– por las mujeres que tiene en acogida– conocen gente allí que está necesitada, se lo queremos hacer llegar directamente, sin intermediarios».
Así que se pusieron a ello. «Svedlana, con la que mantengo muy buena relación es la que me ha liado, y ahora tengo un follón», cuenta entre risas Rosa. «¡Qué vas a hacer!», repite. Svedlana tiene a su marido e hijo, Elena a su madre –«muy mayor»– y a su hermano. Las dos se defienden algo en castellano, y ambas lloran cuando Rosa narra por lo que han pasado en este 2022. «No lo pueden evitar», dice Rosa mientras pasea por las estancias de su casa llena de cajas y ropa amontonada.
«Al principio solo pedíamos ropa de abrigo», y empezaron a llegar bolsas y más bolsas. «Según fue pasando la semana hemos ido pidiendo comida no perecedera, productos de higiene, y pañales», explica esta mujer. «El último día pedimos chocolate, para que tengan algo dulce. Es bonito pensar que se pueden llevar una sorpresa agradable». Toda la ropa que han recibido ha pasado por la lavadora. «Con el tiempo que hemos tenido, luego ha ido a la secadora». En su casa, mayores y pequeños han echado una mano para tener las cajas listas para el envío.
Próximo envío, juguetes
Lo que empezó como una «aventura» discreta, han decidido darle continuidad. Para el envío del sábado han conseguido «un precio especial, dos euros el kilo», explica Óscar. «Es algo que saldrá de nuestro bolsillo pero como queremos hacer más envíos tenemos que pedir ayuda económica. Nosotros no podemos afrontar todos los gastos», confiesa. Por ello han habilitado un número de cuenta en el que «todo el dinero va destinado al transporte». (ES02 2095 5009 7091 22 06 9000).
Su próximo objetivo es enviar juguetes. «Primero hay que cubrir la necesidad básica, evitar, como se pueda el frío. ¡Y comida! Que allí, por las pocas conexiones que nos llegan de quienes se han quedado en el país escasea todo», dice Rosa. «Ahora son fechas especiales, si llevamos un poco de alegría a algún niño, bienvenida sea. Aún podemos hacer más por Ucrania».
(Puede haber caducado)