Cae el apoyo a la guerra de Ucrania en una Alemania colapsada por la inmigración

Un 40% de alemanes quieren seguir apoyando a Ucrania, pero un 39% se manifiestan en contra

ABC, Rosalía Sánchez, 06-12-2022

En vista de los continuos ataques rusos contra la infraestructura civil de Ucrania, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) prevé nuevos movimientos de población en las próximas semanas, buscando refugio para pasar el invierno. «Los que han quedado en Ucrania hasta ahora, tenían menos contactos o familiares en Europa, tenían menos movilidad, por lo que si se van al extranjero necesitarán más apoyo estatal», prevé el Alto Comisionado Filippo Grandi, que ha alabado la «hospitalidad sostenible» de Alemania y los países del Este, que no solo los están acogiendo, sino también incluyendo en sus sistemas sanitarios y de ayuda social. La sostenibilidad de este esfuerzo, sin embargo, está ya muy deteriorada. «Poco a poco, la gran solidaridad y ayuda dan paso a un creciente escepticismo y preocupación por la propia estabilidad», afirma el informe presentado ayer en Berlín por el Foro Mercator para la Migración y la Democracia (Midem), un proyecto apoyado por la Universidad de Dresde que ha entrevistado a europeos de diez países diferentes sobre sus actitudes hacia la guerra en Ucrania y hacia la recepción de los refugiados.

Uno de los hallazgos principales de esta encuesta es que, aunque la voluntad de apoyo sigue siendo alta, muchos europeos no están ya dispuestos a aceptar sus efectos sobre la vida cotidiana, especialmente las consecuencias económicas. En Alemania, una mayoría relativa del 40% es partidaria de seguir apoyando a Ucrania, mientras que el 39% se manifiesta expresamente en contra, porcentajes muy similares a los registrados en la República Checa y en Hungría. «Esto nos indica que la solidaridad con Ucrania va a sufrir una tremenda prueba de estrés en los próximos meses», vaticina el director del Midem, Hans Vorländer.

El contexto en el que surge este estado de opinión es una nueva ola de refugiados. Solo Alemania ha recibido más de 1,3 millones de refugiados en lo que llevamos de año, 200.000 más que en 2015, el año de la ‘crisis de los refugiados’. Aproximadamente un millón son ucranianos y los 300.000 restantes han llegado a través de la ‘ruta de los Balcanes’. El número de solicitudes de asilo es un 34% más alto que en 2021. Solo la ciudad de Berlín recoge 260 refugiados nuevos cada día y las autoridades están desbordadas. De las 29.000 plazas de alojamiento regular de que dispone la Oficina Local de Asuntos de Refugiados (LAF), el 99,5% estaban ocupadas a finales de noviembre y se necesitan 10.000 nuevas plazas antes de final de año. El Gobierno alemán acaba de aprobar una partida de 1.500 millones de euros adicionales que se suma a los 2.000 millones extraordinarios destinados en el actual presupuesto a la acogida de refugiados. Para 2023 se prevé otra partida extraordinaria de 1.120 millones de euros. En Polonia, República Checa, Eslovaquia y Austria se viven situaciones similares.

La encuesta de Midem desvela además que, en términos generales, a más de la mitad de los europeos (55%) les gustaría limitar la inmigración de extranjeros, tanto refugiados como trabajadores. Especialmente en países como Suecia, considerados hasta hace no mucho particularmente abiertos a los refugiados, alrededor de dos tercios de los encuestados se muestran a favor de poner límite a la entrada de extranjeros. En otros países como Polonia, con menos experiencia en la acogida de refugiados hasta el estallido de la guerra en Ucrania, la tendencia se desarrolla en la dirección opuesta: el 42% de los polacos pide nuevos límites a la inmigración. En el caso de España, el 46% de los encuestados se mostró partidario de seguir como hasta ahora y solo el 29% preferiría que se estableciesen nuevos límites.

Inmigrantes musulmanes
Y otro dato que puede resultar sorprendente es que la inmigración es el asunto que más preocupa a los europeos (7,4), por delante de la pandemia (6,9), la situación económica (6,8), la financiación de las pensiones y ayudas sociales (6,7), el trato a las minorías de género (6,4), el cambio climático (6,2) o la misma guerra en Ucrania (6,1). Y otro dato significativo es que la solidaridad no se aplica por igual a todos los refugiados. «Si bien Europa sigue siendo receptiva a los ucranianos, prevalece el escepticismo hacia los refugiados procedentes de otras regiones en crisis», especifica Vorlander, «muy especialmente hacia los inmigrantes de países islámicos las reservas son significativas». Este doble foco está sin duda influenciado por el goteo de noticias sobre crímenes relacionados con ellos. Mientras Vorländer presentaba estos datos, la Policía detenía en Illerkirchen, cerca de Ulm a un eritreo de 27 años que acababa de atacar con un cuchillo a dos niñas de 13 y 14 años camino del colegio. Una de ellas falleció pocas horas después.

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