Cosmopolita, más mayor y femenina

Casi un 50% de los 3,2 millones de personas censadas en Madrid a 1 de

La Razón, 25-07-2006

Madrid – En 2006 el madrileño medio puede haber nacido en cualquier parte
del mundo. El mítico carácter cosmopolita de la capital se vuelve más
real. Además, en 2006, ese madrileño medio tiene una mayor esperanza de
vida. Será más longevo.Y también tiene más posibilidades de ser una mujer,
porque son mayoría en la población. Los últimos veinte años del padrón
municipal de Madrid radiografían la historia de una gran urbe. La cuentan
a través de las cifras. «Madrid se está convirtiendo en una ciudad cada
vez más cosmopolita porque se pueden encontrar ciudadanos de todas las
partes del mundo», según explicó el director de Estadística del
Ayuntamiento de Madrid, Felipe Baselga, que ayer presentó los datos del
padrón desde 1986. Casi el 50 por ciento de los censados en la capital no
han nacido en Madrid y la tasa de extranjeros alcanza el 28,4 de esta
cifra, frente al tres por ciento registrado en 1996. A lo largo de estos
veinte años, el perfil del inmigrante ha cambiado. Entonces, las
nacionalidades mayoritarias en Madrid eran la argentina y la marroquí.
Ahora, son ampliamente superados por los ecuatorianos (que ya se cuentan
en 132.719), colombianos (43.883), rumanos (37.816) y peruanos (32.268).
Dos décadas después, la comunidad marroquí ha sido relegada al quinto
puesto, con 26.483 miembros. Prácticamente igualados por los bolivianos,
que son 26.383.
   Desde 1986, las tasas de inmigración han
evolucionado desde el 44,19 por ciento hasta el 49,37 por ciento. Pero los
datos que muestran de una manera más gráfica el espectacular crecimiento
de la población inmigrante son los procentajes totales sobre la población
de Madrid: de 1,05 en 1986 al 15,82 por ciento de 2006. Las cifras de la
capital muestran que, a uno de enero de 2006, la población total era de
3,2 millones de personas (siempre las censadas). El descenso de habitantes
que se registró a mediados de los noventa, por la crisis económica, se ha
superado por algunos factores como la inmigración, explicó Baselga.
   Más longevos. Además de rasgos foráneos, los empadronados en la capital son
cada vez más mayores. En las últimas dos décadas, los jóvenes menores de
15 años han pasado de ser el 20 por ciento de la población al 13. Las
cifras son inversas por el otro lado. Es decir, los madrileños viven más:
superan el 20 por ciento los mayores de 65 años.
   Los cambios
han provocado que la población vaya «envejeciendo» . Si en 1986 la edad
media de los madrileños era de 37,25 años, en 1996 llegó a los 41,06 y en
2006 a los 42,34 años.
   De nuevo, el aumento en Madrid de
familias inmigrantes que deciden vivir en la capital es la responsable de
que el envejecimiento no se haya disparado. Su llegada lo ha ralentizado
ya que la edad media de los nuevos vecinos es de 31,17 años frente a los
43,9 de los españoles que residen en Madrid.
   La natalidad, en
alza. Pero junto al envejecimiento de la población, el análisis del padrón
marca otra tendencia: una ligera recuperación de la natalidad. Desde el
mínimo que se alcanzó en 1995 (8,55) se ha pasado al 10,04 de 2005. Sin
embargo, esta cifra no llega al 10,52 de 1985 ni tampoco al 16 que es la
cifra que se considera adecuada para el necesario reemplazo generacional.
   Es en este punto concreto donde la llegada de ciudadanos extranjeros a
Madrid favorece el aumento de los nacimientos. El crecimiento vegetativo
de los españoles en la ciudad es negativo: hay más defunciones. Todo lo
contrario a lo que ocurre entre la población inmigrante.
   Además, los datos del padrón reflejan que la población femenina
madrileña supera a la masculina. A uno de enero de este año, el 52,93 por
ciento de los censados eran mujeres. Pero este hecho no es ninguna
novedad. La diferencia, a favor de las mujeres, se mantiene de manera
tradicional desde 1986. El análisis del padrón de las últimas dos décadas
pone cara a los más de tres millones de ciudadanos madrileños. Y la
inmigración cambia tendencias como el envejecimiento de la población o el
descenso de la natalidad.
   

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)