MUNDIAL 2022 QATAR Inglaterra-Estados Unidos (V/20.00 h.)

Saka ganó la batalla contra el acoso: un niño de matrículas de honor y récords frente a la cacería racista

Tras fallar el penalti decisivo de la pasada final de la Eurocopa y ser acosado en redes, el delantero, brillante estudiante, se luce con Inglaterra. Con los dos goles de su debut mundialista superó el récord de precocidad de Beckenbauer

El Mundo, Francisco Cabezas, 24-11-2022

Bukayo Saka (Londres, Inglaterra, 2001) es un chico educado y brillante. Responde con exquisita educación a los reporteros. Observa con cierta timidez, y su sonrisa no la provoca el ego del nuevo niño rico, de la nueva estrella, sino la naturalidad. Algo poco común en el fútbol, donde el éxito se encarga de deconstruir la pose y el alma.

Saka amontonó cuatro matrículas de honor y tres excelentes en sus estudios de secundaria. Obtuvo la máxima puntuación en su asignatura de empresariales por mucho que su pasión fuera la educación física. Y procuró que sus padres, migrantes nigerianos en un suburbio de Londres, se sintieran orgullosos de él. Aunque el patriarca, Yomi, nunca olvidara recordarle sus orígenes y la importancia de ser exigente con todo lo que hiciera. Saka se ha convertido en la gran sensación del fútbol inglés. Es la referencia de un Arsenal al que llegó con siete años, y líder en la Premier League. Viene de marcar dos goles con la selección de Inglaterra en su debut mundialista frente a Irán. Pero hace solo un año, aún más crío que ahora, era un proscrito. Alguien a quien insultar con impunidad por su raza.

«Supe al instante el odio que iba a recibir». Él mismo era consciente de lo que le vendría inmediatamente encima. El 11 de julio de 2021, en un estadio de Wembley cargado de hinchas ingleses que se veían ganadores de la Eurocopa (hubiera sido su primer éxito después del Mundial de 1966), Saka, con 19 años, se responsabilizó del quinto penalti, el definitivo, en la tanda con la que se decidía la final contra Italia. Gianluigi Donnarumma le adivinó la dirección, y aquello no fue más que el toque de corneta para las hordas que aguardaban para insultarle. Brotaron insultos de todo tipo, casi todos ellos racistas, y un sinfín de emoticonos con siluetas de mono. Poco más o menos que los que recibieron Rashford y Jadon Sancho, que también fallaron sus penaltis.

«No hay lugar para el racismo ni el odio en ningún ámbito de la sociedad. Ganaremos si la mayoría de la gente se une para denunciar a las personas que envían estos mensajes. Debemos tomar medidas, denunciar los comentarios a la policía y expulsar el odio», continuó en su alegato de entonces.

Un programa de Radio 4 de la BBC siguió el rastro de uno de aquellos acosadores, que insultaba tras un ordenador desde Arabia Saudí. Éste se disculpó y pelillos a la mar. Aunque la cacería se llevó a cabo tanto desde Inglaterra como desde múltiples rincones del mundo. Instagram, Twitter o Facebook fueron el escaparate y el ventilador idóneo, con el anonimato como norma común. «Es una triste realidad que estas poderosas plataformas no hagan lo suficiente para detener estos mensajes», se lamentó entonces el delantero.

LIBERACIÓN
En el Estadio Internacional de Khalifa, Saka parecía satisfecho con su papel. La maquinaria mediática tenía en el foco en Bellingham, el portentoso centrocampista del Borussia Dortmund al que pretende el Real Madrid. Pero Saka, desde un perfil presuntamente bajo, aprovechó dos golpeos con la zurda a la red que tuvieron el efecto de la liberación.

«Por suerte tengo una familia increíble. Ellos me apoyaron en todo momento y no dejaron que lo pasara mal. Se lo agradezco mucho». Porque Saka no quiso pasar la oportunidad de echar la vista atrás después de que el pasado lunes fuera escogido el mejor futbolista del partido contra el combinado iraní. En esa Inglaterra púber de Southgate, Saka fue titular en el extremo diestro por delante de futbolistas con más cartel como Foden.

Por si fuera poco, los dos goles con los que zanjó su actuación le permitieron alcanzar un récord de precocidad (bigoleador en un estreno mundialista con 21 años y 77 días) que nadie había osado superar desde hacía 56 años. Y no lo consiguió alguien cualquiera, sino el alemán Franz Breckenbauer contra Suiza en el estadio de Hillsborough de Sheffield el 12 de julio de 1966. Aquella Alemania Federal, sí, fue la que perdió contra Inglaterra en la final del Mundial en el antiguo Wembley.

«Saka ha desarrollado una gran madurez. Está marcando goles de todas las maneras. Además, por lo que tengo entendido, se ha hecho más fuerte. Está capacitado para cambiar el partido en cualquier momento. Es una de las estrellas jóvenes del momento», asume Matt Turner. El portero será su rival este viernes con la dinámica selección estadounidense que se dejó un empate con Gales (1-1) en la primera jornada, y que logró la mejor victoria de su historia mundialista precisamente contra Inglaterra en 1950. Turner, por cierto, es compañero de Saka en el Arsenal de Mikel Arteta, que tiene al flamante Manchester City de Pep Guardila y Erling Haaland a cinco puntos de distancia en la Premier.

Cuando los padres de Saka le pusieron Bukayo pensaron que su hijo traería «felicidad». Es el significado de su nombre en yoruba, una de las lenguas oficiales de Nigeria. Y Saka lucha por que así sea.

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