El malestar y la conflictividad social en el Reino Unido crecen, casi al mismo ritmo que lo hace la inflación. Y prueba de ello es que ayer, al tiempo que los londinenses lidiaban con una de las ya rutinarias huelgas de los trabajadores del metro, se conoció que los sindicatos preparan una nueva ola de movilizaciones que incluirán paros en los servicios ferroviarios, en la enseñanza y en el sector público. Todo esto a una semana de que el primer ministro Rishi Sunak presente el plan económico para lidiar con la crisis, el cual, con toda seguridad, provocará mayor descontento, porque incluirá recortes en el gasto y posiblemente alzas en los impuestos.

Para millones de personas llegar a sus trabajos, escuelas, universidades o citas médicas fue ayer una odisea, pues nueve de las líneas del metro estuvieron cerradas. Por su parte, otras tres rebajaron sustancialmente su servicio, al igual que los trenes de cercanías. Mientras algunos londinenses o vecinos de las localidades de los alrededores tuvieron que caminar, coger varios buses y taxis, haciendo que los viajes a sus destinos se prolongaran mucho más de lo habitual. La Asociación de Ingenieros de Locomotoras y Bomberos, uno de los sindicatos que agrupa a los trabajadores ferroviarios, anunció otro paro para el 26 de noviembre. Demandan una subida salarial al mismo nivel que la inflación (10,1%). También reclaman que no haya modificaciones en las condiciones laborales ni rebajas en las pensiones.

Como una bola de nieve

Pero los trabajadores ferroviarios no son los únicos que anuncian paros. El Sindicato de los Servicios Públicos y Comerciales informó que unos cien mil funcionarios del Estado irán a la huelga en las próximas semanas que rechazan el plan del Gobierno de despedir a 91.000 empleados públicos.

El Instituto Educacional Escocés (EIS), que representa al 80 % de los docentes, también anunció que prepara una suspensión de las clases, disconformes con el incremento salarial del 5 % propuesto por el Gobierno de Edimburgo. Y el miércoles, los distintos gremios que agrupan a las enfermeras informaron que antes de finalizar el año irán a la huelga si no hay mejoras laborales y salariales.

Empresarios reclaman al Gobierno que facilite la entrada de trabajadores comunitarios
«Con respecto a la inmigración, definitivamente no es el ‘brexit‘ que yo quería ni muchos de los que votaron por esta opción querían». Con estas palabras Simon Wolfson, uno de los accionistas de la cadena de ropa Next, expresaba su descontento por el rumbo que ha tomado el divorcio de la Unión Europea (UE) que él apoyó con entusiasmo. En una entrevista con la BBC, el empresario instó al Gobierno de Sunak que reabra las puertas a la emigración de trabajadores comunitarios, para que sectores como la agricultura, el comercio, la logística o la asistencia social puedan cubrir las vacantes que tienen abiertas y se evite poner en riesgo el crecimiento del Reino Unido.