LA ROTONDA

Nuestra gente

Diario Sur, 24-07-2006

MIGUEL NIETO/mnieto@diariosur.es

¿SABEN lo mejor? No le dan importancia. Abrumados por la notoriedad creen, encima, que los halagos y condecoraciones que les llueven son desmedidos. Famosos a su pesar, estos pescadores de gambas, gente valiente tanto o más que la que se toparon en un paquebote, no otorgan mayor mérito a salvarle la vida a medio centenar de desesperados, de inmigrantes que acogieron a canal abierto en su barco. Otros miraron para otro lado. Ellos no. Cuando se pusieron a cerco de humanidad, no lo dudaron y les echaron, no las redes, sino sus manos abiertas. Tras seis horas de infructuosas llamadas de socorro (gestiones, en el argot políticamente correcto) decidieron que esa gente no iba a morir a la deriva. Pasaron de la faena y su único afán fue procurar abrigo y sustento a desamparados que nadie quería acoger. No cejaron. Una semana al pairo. Los tripulantes del ‘Francisco y Catalina’ han dado una clase magistral, un doctorado, de humanidad. Y los tíos no le dan la más mínima relevancia. En este mundo machihembrado de inmundicia estos navegantes son gloria bendita. Sin aspavientos, sin focos, sin pandereta. Esa es nuestra gente, la que dona más órganos que nadie o la que adopta a más niños desmigados. No sacan pecho, humildes, les sale del corazón. Almas así te reconcilian con este petardo mundo. Ellos le restan importancia pero seguro que intuyen el orgullo que tantos sentimos por su acción. Por cierto, de Malta – aunque sólo sea por el nombre – , a partir de ahora, ni el güisqui.

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