EL FENÓMENO MIGRATORIO // LA ACOGIDA >> REPORTAJE
Del desierto a los Pirineos
El Periodico, 24-07-2006M. FERNÁNDEZ / V. ARAGÓN
ORDINO
“Preparados para trabajar”. Esta afirmación resume a la perfección el ánimo con que han llegado a Andorra cinco de los eritreos rescatados cerca de Malta por un pesquero español. Quien lo cuenta es Daniel, el único que chapurrea el inglés y que se atreve con micrófonos y cámaras. Ayer ejerció de portavoz de sus compañeros, Hagos, Habton, Tesfay y Aman.
Unas horas después de su anhelado descanso y de una ruta guiada por la población de Ordino – – una de las pocas que conserva la tradición arquitectónica andorrana – – , los cinco africanos todavía se mostraban aturdidos y desconcertados por la expectativa que han despertado. Explicada en parte porque ellos han sido los primeros refugiados que recibe Andorra, un país con una normas de inmigración muy restrictivas.
Los cinco son naturales de Asmara, la capital de Eritrea, y tienen entre 27 y 34 años de edad. Su aventura comenzó allí hace casi un año. Salieron de Eritrea por el Sudán. 3.000 kilómetros después llegaron a Libia, donde trabajaron para conseguir los 1.100 dólares que les costó la plaza en la embarcación con destino a Europa. Desconocían en qué país iban a desembarcar. Solo que se dirigían a un continente rico.
Antes de ser rescatados por el Francisco y Catalina pasaron 13 días a la deriva. “Pasamos muchos peligros, estuvimos varias veces al borde la muerte”, cuenta Daniel. Su agradecimiento más profundo está hoy con el capitán del barco, y con los gobiernos español y andorrano. Al patrón le llamaron ayer al mismo tiempo que a sus familiares. Cuatro son solteros. Tesfay ha dejado mujer y dos hijos en su país.
“Nos fuimos de Eritrea, donde no se respetan los derechos humanos, para buscar un país en paz en el que podamos tener un futuro”. Y no quieren perder el tiempo. A las 24 horas de llegar ya querían aprender catalán para integrarse y empezar a trabajar “de lo que sea”. Lo primero que hicieron al pasar la frontera fue pedir un mapa del país para conocer la ubicación de los voluntarios de la Cruz Roja que los han acogido.
Llegaron asustados
“Cuando vieron el símbolo de la Cruz Roja les cambió la cara. Venían asustados, porque llegaron hasta Andorra en un furgón de la Policía Nacional”, explicó Jordi González, voluntario de la oenegé. Este contó que su principal tarea había sido tranquilizarlos y darles apoyo moral, ya que su estado de salud es bueno.
Andorra los ha admitido en régimen de visitantes durante tres meses, pasados los cuáles podrán tramitar, si lo desean, un permiso de residencia permanente, la repatriación a su país de origen o el traslado a otro país. Mientras, han iniciado la recopilación de recortes de prensa sobre su aventura y se sorprenden de encontrarse en un país donde la mayor parte de la población es inmigrante.
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