EDITORIAL

Desafío demográfico

El envejecimiento de la población obliga a Euskadi a ganar atractivo para captar talento que cubra las necesidades del mercado laboral

Diario Vasco, , 31-10-2022

Euskadi se ha adentrado en un ‘invierno demográfico’ que visualizan de forma por ahora limitada la pérdida de 6.682 habitantes el pasado año –una cifra similar a la del precedente, cuando estalló la pandemia– y la caída de alumnos en los ciclos de Infantil y Primaria, y que en no mucho tiempo se manifestará con mayor crudeza. No es solo, entre las comunidades más prósperas de España, la que pese a la apreciable llegada de extranjeros ha registrado un menor aumento de la población desde 1980 –apenas un 2,6%, diez veces menos que la media nacional y muy lejos del 47% de Madrid–, sino el territorio más envejecido de Europa, solo por detrás de Italia. El mercado laboral empieza a sufrir ese lastre. La economía vasca necesita preparar el relevo de los más de 225.000 trabajadores que se jubilarán en una década. Un desafío de una enorme exigencia cuando las empresas tropiezan ya hoy con serias dificultades para encontrar determinados perfiles y descienden las personas en edad de trabajar –74.000 menos en los diez últimos años–, lo que constituye una dificultad adicional.

Si no se adoptan decisiones que lo remedien, el problema al que se enfrenta nuestra sociedad equivale a la cuadratura del círculo: una cifra de empleados sensiblemente inferior a la actual deberá sostener con sus impuestos el gasto mucho más alto en sanidad, pensiones o dependencia que implica un fuerte aumento de jubilados. Pocas prioridades de mayor envergadura tienen hoy por delante las instituciones. Con el agravante, además, de que no existen remedios milagrosos y de que las acciones emprendidas para fomentar la natalidad y la conciliación, si surten efecto, tardarán largo tiempo en hacerlo.

Para afrontar ese reto, la patronal Confebask ha reclamado una «estrategia de país» con la participación de todos los agentes implicados. Su trascendencia lo justifica. Cae por su propio peso, junto a las medidas ya en vigor, la conveniencia de fomentar una inmigración que permita satisfacer las necesidades del tejido productivo, bien porque cuenta con capacidades previas para ello o porque las ha adquirido en un proceso específico de formación tras llegar a nuestra tierra. Ese proceso de captación de talento y de retención del propio requiere crear un entorno laboral y social que hagan atractiva Euskadi en un contexto de fuerte competencia –una tarea en la que tiene un gran margen de mejora– y asumir con naturalidad las implicaciones de una población más mestiza.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)