Editorial

EDITORIAL: España, Sola Ante La Inmigración

El Mundo, 24-07-2006

El buque hospital Esperanza del Mar, destinado en las costas mauritanas para atender a los pescadores, rescató ayer a 90 inmigrantes que viajaban en un cayuco a 80 millas náuticas al sur de la ciudad marroquí de Dakhla (antigua Villa Cisneros). El buque de salvamento llegará hoy al puerto de Las Palmas donde desembarcará a los sin papeles, ante la imposibilidad de entregarlos a Marruecos o Mauritania.


A pesar de que en un primer momento se informó de que el buque ponía rumbo a España porque las autoridades marroquíes habían rechazado a los inmigrantes, posteriormente Exteriores explicó que no se habían hecho gestiones ni con Mauritania ni con Marruecos por desconocer la nacionalidad de los rescatados. Una explicación que no cuadra, puesto que el puerto más cercano al lugar del rescate es marroquí. El almuerzo que hoy mantendrá Don Juan Carlos con el rey Mohamed VI podría ser la razón por la que el Gobierno quiso evitar un enfrentamiento diplomático con Marruecos a propósito de estos inmigrantes rescatados por el Esperanza del Mar.


Se repite la historia, ya que este episodio se produce, precisamente, pocos días después de que el pesquero español Francisco y Catalina rescatara en aguas de Malta a 51 inmigrantes, que se vieron obligados a permanecer en el barco una semana ante la negativa de las autoridades maltesas a autorizar su desembarco en La Valeta. Finalmente, a excepción de unos pocos que fueron acogidos por Malta, Andorra e Italia, la mayoría de los rescatados por el Francisco y Catalina han sido acogidos por España.


No es difícil deducir que el precedente de la odisea del pesquero – con la UE mirando descaradamente hacia otro lado – puede servir para que los países en cuyas aguas los buques españoles rescaten inmigrantes se nieguen a recibirlos, sabiendo que España se hará cargo de ellos. Un comportamiento profundamente insolidario, tanto con los sin papeles como con nuestro país. La encomiable solidaridad de la que España está haciendo gala tiene que combinarse con una intensa labor diplomática – con todas las presiones que sean precisas – para que tanto la UE como los países africanos colaboren en la tarea. Si no, el Gobierno se encontrará más pronto que tarde con una situación insostenible.

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