La cifra de 'sintecho' en Euskadi se duplica en diez años y se acerca a las 5.000
Las personas sin hogar atendidas en la última década por los diferentes recursos de Gipuzkoa han aumentado un 180,4%
Diario Vasco, , 20-10-2022El número de personas sin hogar se ha duplicado en la última década en Euskadi, que se ha convertido en la comunidad con la mayor tasa de ciudadanos ‘sintecho’ del Estado, la mayoría extranjeros. La crisis económica de 2008, la ola de inmigración de los últimos años y la pandemia de 2020 son algunos de los principales motivos que explican esta subida, de un 113,2% en el total del País Vasco y de hasta un 180,4% en Gipuzkoa –lo que supone casi triplicar–, según la última ‘Encuesta sobre las personas sin hogar 2022’ elaborada por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) en colaboración con el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los datos hablan por sí solos. Cada vez hay más personas en Euskadi que viven en situación de calle. Si en 2012 eran 2.090, ahora son 4.456. La Comunidad Autónoma Vasca tiene, según el estudio, 315,9 personas sin hogar por cada 100.000 habitantes. Solo le supera la ciudad autónoma de Ceuta, con una tasa de 391,4. La media estatal se sitúa en 86,6, hasta 229,3 puntos por debajo de la vasca.
Así las cosas, la población sin hogar atendida en los centros de alojamiento –la encuesta no especifica si aquí se incluyen los recursos para migrantes en tránsito, como Hilanderas en Irun– y en comedores sociales en estos momentos en Gipuzkoa es de unas 1.747 personas, frente a las 623 de 2012. La capital, Donostia, es la zona que más ‘sintecho’ registra, con el 43% del total.
Por territorios, Bizkaia es el que tiene mayor población sin hogar de todo Euskadi, con el 43,7% del total o, lo que es lo mismo, 1.947 personas.
«Cada vez hay una mayor disparidad entre los pobres y los ricos, y quienes han pagado las consecuencias de las últimas crisis son, sobre todo, los más vulnerables», aseguran desde Irungo Harrera Sarea.
Pero ¿cómo es el prototipo de una persona sin hogar en Euskadi? «Un hombre extranjero, joven, de entre 18 y 44 años, soltero, con estudios secundarios y en paro», se lee en el informe del Eustat. Precisamente, en los últimos años se ha disparado el número de personas extranjeras que viven en la calle, pasando de 1.256 en 2012 a 3.226 este mismo año. Es decir, un 156,8% más.
A pesar de este aumento, desde la dirección de Migración y Asilo del Gobierno Vasco no ven una relación directa entre el alza de migrantes en tránsito y el incremento de personas sin hogar ni en Gipuzkoa ni en Euskadi, donde los ‘sintecho’ de nacionalidad española han crecido un 47,8% en la última década.
Las claves de la migración
El Gobierno Vasco no ve relación directa entre el aumentro de migrantes en tránsito y el ‘sinhogarismo’
La red de acogida de San Sebastián, que ofrece cenas solidarias a 160 personas sin hogar en Donostia, también ha percibido un aumento de jóvenes en situación de calle. «Normalmente son personas que residen aquí, muchos de ellos chicos extranjeros de unos 20-30 años », aseguran desde esta agrupación. «Los albergues tienen que aumentar sus plazas. Vemos mucha precariedad y en el caso de San Sebastián, por ejemplo, hablamos de personas que no pueden permitirse pagar una habitación y terminan en la calle», explican.
Suelen ser jóvenes que han dejado atrás sus países natales «en busca de un futuro mejor», y han terminado en Gipuzkoa. Así se desprende de la encuesta del Eustat, que concluye que «la emigración es la causa principal de la falta de hogar en 2022», que afecta al 47,3% de los ‘sintecho’ en Euskadi. Sin embargo, en 2012 el motivo que más se repetía como causa del ‘sinhogarismo’ era la pérdida de trabajo, a diferencia de ahora, que «es habitual encontrarse con muchos solicitantes de asilo en situación de calle, cuando eso no debería ser así», lamentan desde la red de acogida de Donostia.
Procedentes de África
La mayoría de personas sin hogar de Euskadi son hombres. Más de tres de cada cuatro (el 78,2%), frente a un 21,8% de mujeres. Solo el 23,3% de estos son españoles, frente al 43,1% en el caso de ellas. «En cuanto a la distribución por continentes de origen, las personas extranjeras proceden principalmente de África (81,2%), seguido de América (11,4%) y de Europa (5%). Por países, la mayor parte es de Marruecos (47,9%) y de Argelia (11,3%)», se lee en el estudio. Por edades destaca el grupo de jóvenes de entre 18 y 29 años, que supone el 37,4% del total.
Educación
Casi la mitad de las personas sin hogar tiene estudios secundarios. Solo el 9,2% no tiene formación
Si se tiene en cuenta el tipo de alojamiento del que estas personas son usuarias, «el 23,3% duerme en un alojamiento colectivo, el 54,9% en pisos o pensiones cedidas por una entidad pública u oenegé, y el 21,5% restante en otros lugares no previstos para ser habitados». El 37,5% lleva más de tres años sin un alojamiento propio, mientras el 31,8% no tiene ingresos y entre los que sí tienen, el 22,6% procede de una prestación social y el 16,3% de donaciones de oenegés. Seis de cada diez ‘sintecho’, por su parte, aseguran que el principal gasto para ellos es la comida.
Además, casi la mitad de las personas sin hogar tiene estudios secundarios (48,3%), seguido por el 32,8% que dispone de estudios primarios y el 9,5% que manifiesta haber cursado estudios universitarios. Solo el 9,2% no tiene ninguna formación.
Alcoholismo
Entre los prejuicios más repetidos sobre las personas sin hogar está el alcoholismo. Sin embargo, el 66,4% (dos de cada tres) de los ‘sintecho’ en Euskadi no consume alcohol y el 70,4% niega consumir drogas, si bien el 13% señala ser consumidor de hachís o marihuana. En este sentido, el 37,6% padece una enfermedad grave o crónica, el 15,5% tiene una discapacidad y el 19,6% ha sido hospitalizado en el último año. A los problemas de salud se añaden los de inseguridad, puesto que el 10,9% de las personas sin hogar de Euskadi ha sido víctima de agresiones y el 16% de robos. El 28,1%, además, ha sido detenido en alguna ocasión.
El perfil de una persona sin hogar en Euskadi es así el de un hombre extranjero, joven, de entre 18 y 44 años, soltero, con estudios secundarios y en paro. No obstante, la última década ha aumentado el número de mujeres dentro de este colectivo.
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