ANTONIO LÓPEZ/ALICANTE

Ha sido como si también ellas hubiesen vuelto a nacer. La satisfacción era ayer plena entre las mujeres de los marineros del pesquero Francisco y Catalina, tras conseguir permiso para desembarcar su humanitaria y humana carga de 51 inmigrantes y poner fin a demasiados días de odisea frente a la insensible Malta. La noticia, el ejemplar comportamiento de la tripulación (mitad alicantina, mitad gallega) ha dado la vuelta al mundo. Pero los tripulantes no le dan tanta importancia, según sus mujeres.

«Para nosotras son héroes. Siempre lo han sido. Pero ahora mucho más. Desde luego, si les dan una medalla, o lo que sea, se la tienen más que merecida».

Así se explican, aún emocionadas y sin creer del todo que el problema esté solucionado, Pepi Irles, la esposa de José Durá, el patrón, y su tía Irene Maciá, esposa del cocinero, Jaime Valero. La Verdad las localizó en unos grandes almacenes. «Llevábamos una semana sin salir de casa, esta noche ha sido la primera de dormir con tranquilidad», explicaron.