De Perú a la piscina de su comunidad: la estafa que contrata en España socorristas que ni saben nadar

El testimonio de un grupo de peruanos, que denuncia fraudes, certificados de capacitación falsos y explotación laboral, revela las sombras del negocio en España. “No hay ningún tipo de control”, señala la Federación

El País, MANUEL VIEJO - MARIA MARTIN, 03-10-2022

uieren trabajar”, afirma en una primera llamada. “Son los intermediarios —en referencia a Pisciborda— quienes hacen la gestión, nosotros no tenemos tiempo”, añade.

Pero Piscinas Sánchez hace más de lo que reconoce.

Al llegar a Madrid, la secretaria entregó un papel a todos los socorristas peruanos con apariencia de oficial y que más tarde pidió que rompieran. En él, la Comunidad de Madrid notificaba que habían sido inscritos en su registro de socorristas, un trámite que ya no es necesario. El documento, según confirmó EL PAÍS, fue además burdamente falsificado.

También, como era de esperar, el curso de socorrismo que los peruanos les vendieron en Lima acaba no valiendo para trabajar en Madrid y tendrán que hacer otro. Aunque, en teoría, Piscinas Sánchez no hace más que distribuir socorristas subcontratados por Madrid y alrededores, es su secretaria la que les entrega un diploma por una formación de 80 horas. El curso nunca se hizo, pero los 200 euros que cuesta sí fueron descontados de su último salario, según comprobó EL PAÍS en sus nóminas. Sin pasar ningún examen ni control, los denunciantes trabajaron de forma fraudulenta.

El falso diploma con el sello de una escuela oficial de socorrismo madrileña.
El falso diploma con el sello de una escuela oficial de socorrismo madrileña.
El falso diploma tiene un sello de una escuela oficial de socorrismo madrileña que se llama Alvisa. Un portavoz de esta advierte: “Sabemos que hay certificados falsos nuestros rondando por ahí desde mayo”.

—¿Por qué no denunciaron?

—¿A quién vamos a denunciar?

4. “No hay ningún control”. La punta del iceberg
Trabajar como socorrista en España abre un inmenso agujero de ilegalidades. A nivel migratorio, porque se multiplican las triquiñuelas de los empresarios para conseguir traer a sus trabajadores de bajo coste. Y a nivel normativo, porque cada comunidad exige sus propios requisitos, pero sin apenas control. En Madrid, la ley cambió en octubre de 2021 para poner un poco de orden. Si antes era necesario homologar el título del país de origen ―lo que permitía que cualquier extranjero trabajara como socorrista con un curso de su país y colapsaba el registro a los funcionarios―, ahora es obligatorio realizar un curso en una escuela de la región. Fuentes de la Comunidad de Madrid reconocen cierto descontrol en el sector y subrayan que han comunicado a la Fiscalía varias supuestas estafas, sin precisar cuántas.

“No hay ningún tipo de control”, cuenta por teléfono Alejandro Reyeros, expresidente de la Asociación Madrileña de Salvamento y Socorrismo, con más de 40 años de experiencia en el sector. “Yo he visto títulos de socorristas de Santo Domingo con más de 180 horas que no hay quien se los crea”, relata. Tanto es así que, según Alberto Díaz, portavoz de la Federación Española de Socorrismo, un trabajador de la propia federación se apuntó infiltrado hace años a un curso y recibió el título sin asistir. “Ocurre desde hace 20 años y por toda España. Se falsifican diplomas y títulos nuestros. Lo hemos denunciado, pero no hay solución”. El portavoz explica que los fraudes trascienden los títulos: “El rendimiento que obtienen de unos trabajadores extranjeros, con papeles y sin papeles y con una capacidad de defensa limitada, es muy cuantioso”.

Otras fuentes del sector cuentan, bajo anonimato, que existen grandes empresas que se dedican expresamente a traer socorristas de Perú y de Argentina que ni siquiera son dados de alta en la Seguridad Social. “Los ponen como trabajadores voluntarios y punto”, cuenta un empresario. Otro, incluso, dispara: “Más allá de este caso concreto, hay auténticas mafias. Soy el primer interesado en que salga a luz, pero no quiero tener problemas con esa gente”.

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