El círculo del silencio se había planificado para que sirviera como comienzo de las actividades para celebrar la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado; hubo que cambiar el plan y esta cita promovida desde la Pastoral de Migraciones ha servido para cerrar las celebraciones.

La pancarta que presidió el círculo dejaba claro que no debe haber diferencias y por eso se exigía un ‘Trato digno para todos’ y que debe conseguirse ya porque, tal y como pusieron de manifiesto en su comunicado, «no podemos dejar para el futuro lo que tenemos que hacer hoy. No podemos soñar con una sociedad que progresa en convivencia si no ponemos nuestro granito de arena».

Se abogó por la construcción de ese futuro con las aportaciones de todos los que forman parte de la sociedad, hayan nacido donde lo hayan hecho. Por eso no podían faltar las referencias a la última reforma del reglamento de extranjería. Valoraron positivamente algunas de las novedades pero «no son suficientes», apuntaron, así que reiteraron que seguirán recogiendo firmas para la Iniciativa Legislativa Popular para que se lleve a cabo una regularización de extranjería extraordinaria.

Lamentaron que las guerras no cesen y que sigan provocando «muertes y desplazamientos forzosos. Basta ya de violencia», clamaron y anunciaron que como queda mucho por hacer «queremos ponernos manos a la obra, queremos construir juntos; es posible. Merece la pena».

Tras recordar a los marineros del Villa de Pitanxo, a los vecinos rumanos fallecidos en el Mediterráneo y «a todos nuestros vecinos migrantes fallecidos», se guardaron cinco minutos de silencio.