No se sabe aún cuántos autobuses se han organizado en total, ni cuántas personas acudirán por sus propios medios, pero lo cierto es que se ha activado toda una maquinaria solidaria para alcanzar este sábado el corazón político de Europa. Y es ahí donde las decenas de caravanas que ya han partido desde distintos puntos se encontrarán para reivindicar una vida digna para las personas migrantes.

Bajo el lema «Derechos. No muertes», organizaciones y grupos de activistas se han organizado y ayer mismo salieron a la carretera. Tras una breve comparecencia ante los medios, Ongi Etorri Errefuxiatuak, la red de acogida Irungo Harrera Sarea y Etorkinekin, junto a personas en tránsito, se dirigieron al parque del Puente de Santiago para rendir un sencillo homenaje en el monolito instalado en julio en el marco de la anterior caravana a las personas muertas y desaparecidas en las fronteras.

Según explicó Cristina García de Andoin a GARA desde el interior del autobús una vez en carretera, a bordo viajan unas 60 personas, llegadas desde distintos puntos de Euskal Herria, así como de Catalunya, Aragón y Valencia. El objetivo de esta primera etapa es llegar a Poitiers sobre las 18.30. En París se unirá alguna persona llegada desde Italia.

Encuentros en París, Calais y Lieja
Antes de esa cita final el sábado, mantendrán encuentros con asociaciones locales que trabajan por los derechos de las personas migrantes. Por ejemplo, el jueves se entrevistarán con europarlamentarios de la Comisión de Inmigración. También se reunirán con colectivos de personas «sin papeles», y tienen previsto recalar en París, Calais y Lieja.

«El programa incluye un encuentro con asociaciones y colectivos de personas sin papeles y apoyo a personas migrantes de Bélgica que el año pasado mantuvieron una dura huelga de hambre para reivindicar la regularización. En articulación con la movilización de la Marcha a Bruselas explicó, se desarrollará la Cumbre de los Pueblos como un espacio de intercambio entre diversos movimientos y organizaciones comprometidas con los derechos de las personas exiliadas, con el fin de construir colectivamente propuestas de incidencia y movilizaciones a nivel transnacional».

Desprotección institucional
El objetivo final es reclamar el cumplimiento del derecho internacional de los derechos humanos en las fronteras y la regularización administrativa de las personas que viven y trabajan en Europa, recuerdan.

Según los datos que manejan, desde 1993 han perdido la vida más de 50.000 personas huyendo de sus países a consecuencia de guerras, conflictos, hambruna y pobreza. Citan el caso reciente de una joven subsahariana tiroteada por la gendarmería marroquí cuando se disponía a subirse a una patera rumbo a las Islas Canarias desde la playa de Akhfennir en Tarfaya, o las 37 que perecieron asfixiadas y aplastadas en la valla de Melilla. Denuncian la desprotección institucional y la falta de un marco que tome en cuenta la dimensión trasnacional de la crisis. «Esto ocasiona vulneraciones de derechos esenciales que afectan a la dignidad humana, los derechos ‘post mortem’ y el derecho a la verdad que ampara a las familias», subrayan.