Objetos en prenda
Una inmigrante dominicana afincada en Eibar ha puesto en marcha la primera casa de empeño existente en toda la zona
El Correo, 23-07-2006El tesón de Milly Tifa Arias la ha llevado a abrir, hace pocas semanas, la primera casa de empeño existente en Eibar y en toda la zona. Así, desde el pasado 26 de junio conseguir un rápido préstamo, con el único aval de un objeto de valor, ya es posible en la localidad armera. La idea rondaba en la cabeza de esta dominicana desde hacía tiempo, convencida de que un negocio tan habitual en América Latina podía entroncar aquí con las necesidades de la creciente inmigración de aquel área. Después de salvar no pocas dificultades, su proyecto ya está en marcha, ante la buena acogida de una clientela entre la que, de momento, apenas se dejan ver los autóctonos, sorprendidos y escépticos ante un tipo de negocio desconocido para ellos.
‘Domilytel’, un pequeño local en los bajos del número 3 de Juan Guisasola, en la curva de Ubitxa, abre de lunes a domingo, en un amplio horario. Funciona como locutorio telefónico, dispone de ordenadores para conectarse a Internet y hasta ofrece a los latinos la posibilidad de adquirir algunos de los productos de sus países de origen. Pero nada de ello es tan novedoso como el perfil de casa de empeño asumido por su impulsora.
«Es un multiservicio, como lo llamo yo, porque hay de todo para la población inmigrante», sostiene Milly. En la República Dominicana tenía una peluquería y ya sus tíos regentaban algo parecido a su actual ocupación, una ‘compra – venta’. «Llevaba dándole vueltas al tema – relata – desde 2004. En Latinoamérica este tipo de negocio se conoce mucho y cuando leen ‘casa de empeño’ saben que se trata de un medio muy bueno para gente humilde que necesita llegar a fin de mes, porque son préstamos a pequeña escala, sin ningún tipo de papeleo ni complicación».
Explica que, por lo general, ella da «lo que necesitan en ese momento», que puede ser alrededor del 50% del precio original. El usuario del servicio, a partir de ese momento, ha de pagar cada 30 días un porcentaje del dinero recibido, hasta cumplirse el segundo mes. Si pasados 92 días no ha sufragado la deuda contraída, pierde lo empeñado y, seguidamente, se subasta. Claro que si el propietario desea readquirirlo puede hacerlo, aunque «a precio de coste».
En las calles de muchas ciudades del continente americano es más habitual hallar un negocio de este tipo que una charcutería o una panadería, pero, aunque también se deja ver en las capitales vascas, «aquí es una innovación», subraya. Aunque no deja de ser habitual que se empeñen electrodomésticos, prevalecen el oro y la plata. «Me ha venido gente más que nada para ‘prendas’ (joyas). Es un poco complicado, porque exigimos que tengan la factura de compra, ya que la tasación se hace en base al peso y, además, no me quiero complicar sin saber la procedencia de los objetos», apunta, precavida. «No tengo espacio para los televisores, pero si me traen alguno, lo acepto», matiza.
Si bien no excluye a nadie, tiene claro quién es su cliente potencial. «Me dirijo al inmigrante, porque no tiene los tabúes de aquí, ni vergüenza a la hora de ir a una casa de empeño. Además ha de llamar al familiar que está lejos, o comunicarse con ellos a través de videoconferencia por Internet». Hasta ahora, quienes más frecuentan ‘Domilytel’ – «En comunicación, tu solución; y en algunas otras cosas, ja, ja, ja», improvisa su eslogan, divertida – son colombianos, marroquíes y saharauis, aunque «cada vez vienen más bolivianos». Es verdad que algunos eibarreses también se han acercado, pero «más que nada, por curiosidad», asegura.
«Como hace poco que abrimos – añade – es un servicio que todavía no está muy activo, ya que ahora estoy más centrada en las cabinas para llamadas internacionales e Internet, además de venta de complementos informáticos y artículos de alimentación».
Aval de Debegesa
Milly, de 37 años, lleva una década afincada en Eibar, junto a su marido (natural de Matiena, aunque de padre eibarrés, al que conoció, paradójicamente, cuando él era transportista y se encontraba de viaje en Bélgica) y tres de sus cuatro hijos, ya que la mayor reside en tierras caribeñas. Asegura que le resultó sencillo adaptarse al cambio de vida, y hasta de clima, pero ahora se siente especialmente feliz.
«Desde hace tiempo tenía claro lo que quería, así que hice un cursillo de gestión empresarial en Debegesa y luego les planteé mi idea. Cuando me hicieron la memoria de viabilidad e indagaron sobre el tema, incluso preguntando en la Cámara de Comercio, se dieron cuenta de que podía resultar, porque en realidad no existía nada similar», señala. Valorando que cuando presentó el proyecto a la Agencia Comarcal del Bajo Deba había censados unos 800 extranjeros y ahora la cantidad es muy superior, también en la zona, sueña con que «todo vaya bien y, de aquí a un tiempo, poner alguna sucursal».
«Creo que irá adelante, porque ofreceré el mejor servicio a la clientela, que son mi gente y, si Dios quiere, irá creciendo. Los latinos necesitaban algo como ésto, porque muchos se iban a Bilbao a comprar cosas que ahora ya pueden encontrar aquí», afirma.
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