Se alquila piso «en estado deplorable»

Unas 2.500 familias precisan mudarse en Gipuzkoa por el mal estado de su vivienda, mientras hogares con necesidad de reforma ven salida en el alquiler

Diario Vasco, OSKAR ORTIZ DE GUINEA, 19-09-2022

Se alquila piso «en estado deplorable». El titular no es un anuncio real visto en una agencia de Gipuzkoa, pero sí «una realidad» que observan los agentes inmobiliarios. El envejecimiento del parque inmobiliario es un hecho en Euskadi, lo que hace que «el 80% de los edificios» no cumpla «con los criterios básicos» de accesibilidad o eficiencia energética, según constataban este verano en el Colegio Oficial de Arquitectos Vasconavarro. La necesidad de acometer reformas es acuciante en algunos casos, hasta el punto que casi 10.000 edificios del territorio precisaban una renovación urgente en el plazo de un año, según el informe de seguimiento de las Inspecciones Técnicas de Edificios de Euskadi (ITE), que son el equivalente a las ITV en las casas, referido al primer trimestre de este año. Con todo, distintas fuentes consultadas coinciden en que, pese a las cifras, en Euskadi apenas quedan zonas marginales en las que las condiciones de habitabilidad sean precarias. Pero «se vive en precario».

Según la última ‘Encuesta de necesidades y demanda de vivienda’ que cada dos años elabora el Órgano Estadístico Específico del Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco –correspondiente a 2019 porque aún no ha sido publicado la de 2021–, un total de 83.410 hogares vascos necesitaban cambiar de vivienda (un 9,3% del total de la comunidad autónoma), de los que 24.245 se encuentran en Gipuzkoa. La principal razón para precisar una mudanza es en un 31,6% de los casos el tamaño inadecuado de la vivienda, seguida por la mejora de la accesibilidad a la misma (14,4%). El tercer motivo en importancia es el mal estado de la vivienda (11,
Esa vivienda vieja no siempre termina siendo rehabilitada, sobre todo si sus propietarios optan por ofrecerla en alquiler para que les rente cada mes. El mismo fin tienen a veces pisos heredados con necesidad de una reforma. La ley de la oferta y la demanda condiciona el mercado, y también puede hacer lo propio con la calidad de vida de los inquilinos. «Hay quien vive en precario, en unas condiciones deficientes», asegura José Luis Polo, quien desde 2011 preside el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Gipuzkoa. No lo ve a diario, pero sí en su día a día cuando debe visitar una vivienda para su venta o alquiler. Y no hay que irse a barrios periféricos de grandes municipios. «Sucede en el centro de San Sebastián», afirma.

Fuentes del departamento de Vivienda del Gobierno Vasco trasladan que en Euskadi «no hay casos de zonas en las que exista mucha degradación». De hecho, en las últimas que tenían catalogadas, el departamento ha intervenido para corregir esa situación en colaboración con los ayuntamientos afectados, como son «los casos de Peñascal en Bilbao o Sestao Berri. En el último año, también se ha procedido a mejorar el entorno de Txonta, en Eibar», debajo prácticamente de la autopista AP-8, donde la mayoría de los bloques están siendo sometidos en el último año a una rehabilitación de fachadas, cubiertas, escaleras y ascensores, en unas obras cuyo final está fijado para este noviembre.

Desde el Gobierno Vasco afirman que «en Euskadi no hay chabolismo» ni entornos en los que se pueda hablar de infravivienda, entendido este término como aquellas viviendas que no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad requeridas. «No sé si hay infravivienda en Euskadi, pero sí hay infraviviendas», destaca José Luis Polo, que se refiere a «viviendas en las que hace muchísimos años que nadie ha invertido un duro en un arreglo, y en muchos casos es ahí donde se localizan situaciones marginales de sobreocupación, o donde entre inmigrantes se da lo que se llaman ‘camas calientes’ –aquellas donde descansan a turnos varias personas con horarios diferentes para compartir el gasto de su alquiler–, o habitaciones convertidas en vivienda, donde allí cocinan una o dos personas o una familia, y cada habitación está cerrada con un candado». ¿Dónde? «En Donostia y alrededores hay personas por debajo del umbral de la pobreza que viven en situaciones dramáticas de vida». ¿Muchos casos? «Más de lo que me gustaría», sostiene Polo.

Añade que «no hay que irse muy a la periferia» para dar con pisos «en estado deplorable», realidad que ve en el Centro de San Sebastián. «En calles como Arrasate, San Marcial, San Martín… En los modelos más urbanos es donde más se concentra un proceso de inmigración, a menudo ilegal».

Polo, que tiene su propia agencia inmobiliaria, lamenta «la obsesión de algunos propietarios por sacar el máximo rendimiento de una vivienda», que prefieren «no renovarla y la alquilan por habitaciones a razón de 500 o 600 euros cada una, en lugar de alquilar toda la vivienda por 1.100 euros. Y esto se está dando hoy».

«Un rumano sería feliz aquí»
El presidente de API Gipuzkoa pone dos ejemplos gráficos. El de una vivienda que está ocupada y de la que dispone de fotos, donde está «convencido de que en la bañera no se ha bañado nadie en los últimos 10 años», y otra en Errenteria donde «cuando fui a verla, yo no podía poner la mano en la manilla de la puerta de la cocina de la grasa que tenía. Y fui a abrir un cajón, y me quedé con el frente en la mano. El dueño la quería alquilar a través de un programa público, y le dije que yo no podía dar el visto bueno a aquello. Su respuesta fue ’cómo que no. Un rumano aquí sería la persona más feliz del mundo».

En su opinión, esta realidad va a ser un fenómeno creciente por motivos como que «cada vez hay más personas mayores que con su pensión llevan años sin poder permitirse reformar su casa, y cuando esta sea heredada, no siempre será renovada». Además, «hay inmigrantes que necesitan empadronarse para así acceder a ayudas o a un trabajo», y «se meten donde sea que puedan pagar».4%), lo que en el caso de Gipuzkoa se traduce en que unas 2.500 familias necesitan cambiar a otro piso.

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