Lo viejo y lo nuevo

«Aguaviva»

La Razón, 21-07-2006

Dirección y guión: Ariadna Pujol. Fotografía: Alex Gaultier. Música:
Alfred García Demestres. España, 2005. Duración: 103 minutos. Documental.
   Más de uno de los inmigrantes que han ocupado el pueblo de Aguaviva,
Teruel, hablan de darse tiempo, de tener paciencia con la vida que les
toca vivir. La palabra «tiempo» parece fundamental para esa nueva ola de
documentales, cuyo epicentro está en el Master de Documental de Creación
de la Pompeu Fabra, que se detienen en las luces y las sombras de un ser
humano ubicado en un entorno que cambia, incapaz de mantenerse alejado de
las manecillas de un reloj que marca la erosión del viento sobre las
costumbres del hombre. Siguiendo la estela de «En construcción» y, sobre
todo, «El cielo gira», el filme establece un retrato impresionista, a
veces demasiado, de la coexistencia de una comunidad rural en extinción y
la sangre nueva (rumanos, argentinos) que viene a revitalizarla. No hay
centro, no hay motor más allá de unos puntos dispersos cuya historia se
muestra por la oposición entre lo viejo y su antónimo. De esa atomización
nace una cinta proverbialmente desigual en la que conviven momentos
preciosos – la conversación entre una anciana y su hijo ante unas fotos de
juventud, los comentarios de cuatro lugareñas ante la boda de Don Felipe –
con momentos vacíos; una cinta en la que falta una mirada algo más
organizada, que escuche más voces de las que escucha (¿dónde están los
veinteañeros, los rumanos?), para contar algo más que el racismo inherente
a un pueblo que se siente amenazado por la desaparición y la nostalgia
inevitable de otro que se siente extranjero.
   Lo mejor: las
irresistibles conversaciones que mantienen las cuatro ancianas
   Lo
peor: su dispersión, que en ocasiones, hace perder el hilo al espectador

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