El pequeño Lansari se encuentra desde el sábado en Andoain, preparado para disfrutar del mes de agosto lejos de los campamentos de refugiados saharauis en los que en esta época se llegan a alcanzar los 50º de temperatura. El programa Vacaciones en Paz y la familia Tedone-Moreta que forman Cruz, June y el pequeño Hugo, han hecho posible que Lansari disfrute de unas vacaciones diferentes.

Ayuntamiento y Hurria Sahara han organizado este jueves un acto para dar la bienvenida a este niño saharaui y hacerle entrega de varrios regalos, desde zapatillas y chándal para que juegue al fútbol, un deporte que le encanta, a varios juegos y una mochila.

La alcaldesa, Maider Lainez, ha recordado que «para este Ayuntamiento la acogida a niños saharauis ha sido siempre un acto entrañable que nos llega emocionalmente a todos los representantes políticos». La alcaldesa ha indicado que este año cobra mayor importancia la llegada de este niño porque han sido dos los años en los que los pequeños saharauis no han podido salir de los campamentos debido al Covid. Lainez ha destacado el acto de compromiso y solidaridad de la familia que acogerá a Lansari durante sus vacaciones en Andoain.

Revisiones médicas
En este mes en la localidad, el niño tendrá revisiones pediátricas y, en caso de que lo necesite, se gestionará cita con especialistas médicos. También se le hará una revisión bucal para comprobar su salud dental.

Para Ana Sanz, responsable del área de Servicios Sociales, los niños y niñas de los campamentos de refugiados son los mayores embajadores de la causa saharaui y artífices de la sensibilidad que desde hace años existe en Andoain hacia este pueblo. Sanz ha querido reivindicar la figura de las familias acogedoras, «que dedican su verano a esta causa solidaria», y se ha mostrdo confiada en que ese sentimiento solidario se mantenga en los próximos años para dar continuidad al programa Vacaciones en Paz que se puso en marcha en Andoain en el año 2000.

Lentejas, pizza y piscina
June Moreta, madre de acogida de Lansari, dice que al pequeño le encanta la tortilla de patatas, las lentejas y la pizza. «Es muy tímido y todavía no se ha soltado mucho con nosotros aunque estamos contentos porque en cuanto vio a mi hijo Hugo, que tiene 4 años, fue un flechazo, se entienden a la perfección», comenta.

La familia Tedone-Moreta no es la primera vez que acoge a un niño en su casa. «Nosotros nos hemos trasladado a vivir a Andoain en febrero de este año. Antes de llegar aquí acogimos en casa a una niña ucraniana a través de la asociación Chernobilko Umeak de Bilbao».

En esta semana compartiendo espacio con Lansari, su familia de acogida se ha hecho ya una composición de los gustos del pequeño. «Es aficionado al fútbol, le das un balón y es feliz, de hecho fue lo primero que le compramos cuando llegó, le encanta la playa y sobre todo la piscina, además de jugar en el parque. Por las mañanas va encantado al Goazen Jolastera y participa en las actividades que se organizan», comenta June.

Esta vecina de Andoain dice que acoger a un niño es una experiencia «muy bonita, que las familias deberían probar».