ACOGIDA

«El cambio que dan aquí los niños es tremendo»

Edurne Uzkudun y Haritz Orbegozo acogen en Eibar a tres de los 152 menores saharauis que llegaron ayer a Euskadi para pasar el verano

Diario Vasco, AITOR ANSA, 26-07-2022

Con un mes de retraso debido a problemas técnicos y burocráticos, los 152 menores saharauis del programa ‘Oporrak Bakean 2022, Aurten Bai!’, procedentes de los campamentos de población refugiada de Tinduf, en Argelia, descansan ya con sus familias en Euskadi, donde pasarán lo que resta de verano. Después de muchas horas de viaje, los niños y niñas aterrizaron ayer por la mañana en el aeropuerto de Loiu, donde Edurne Uzkudun y Haritz Orbegozo, una familia eibartarra, esperaban con los brazos abiertos la llegada de los gemelos Lahsan y Buyema, de 12 años, y de su sobrina Asuag, de 7. «En cuanto se han bajado los niños han venido corriendo hacia nosotros. Después de dos años, teníamos más ganas que nunca. Ha sido un momento muy emocionante, no podía contener las lágrimas», relataba Uzkudun aún con las emociones a flor de piel.

Lo que en principio habían sido unos días de retraso debido a que no aparecía la publicación del decreto en el BOE para autorizar la residencia temporal de los menores, y debido a la celebración de la cumbre de la OTAN, los habituales dos meses de verano que estos chavales solían pasar todos los años en el territorio se han reducido en esta ocasión a uno solo. «Tienen un teléfono con internet y hablamos habitualmente por WhatsApp con ellos durante el resto del año. Los últimos días no paraban de preguntar a ver cuándo podían venir ya aquí», relata esta familia guipuzcoana que «de un día para otro pasamos de ser dos en casa a ser familia numerosa».

Será la tercera vez que acojan en su hogar a niños refugiados saharauis, una tradición que ha dio pasando en la familia de generación en generación. «Comenzaron hace 27 años unos tíos míos de Deba, primero con un niño durante unos veranos, luego con su sobrina y después con la hermana de esta. Cuando mis tíos se han hecho mayores y ya no podían seguir acogiendo a estos menores le planteé la posibilidad a mi pareja, y nos animamos. Hemos recogido el testigo de mis tíos», explica Uzkudun.

Tarde en la piscina
Superadas las trabas relacionadas con la documentación y los vuelos, Edurne y Haritz reconocen que la estancia con los menores saharauis, en esta ocasión, será «corta, pero intensa». El primer plan nada más aterrizar ayer fue aprovechar el buen tiempo que reinó durante toda la jornada en Gipuzkoa. «Hemos ido a la piscina, porque es lo que más les gusta y ahora para estos días hemos hechos planes para ir a pasar el día a la playa en Mutriku, al monte… También pasaremos la revisión pediátrica la próxima semana, ya que uno de los niños está un poco malito y tiene migrañas severas», aseguran.

En los campamentos de Tinduf, durante la pandemia, no han tenido asegurada una comida diaria, por ello la estancia de estos menores en Euskadi supone una experiencia vigorizante para los pequeños. «Se les nota un cambio tremendo de cómo vienen a cómo se van. Mismamente, nada más llegar hemos pasado por la frutería y que puedan comer un melocotón, que es algo que allí no tienen, ya hace que puedan adquirir esas vitaminas», relata.

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