SOLIDARIDAD

La deshumanización, la peor de las fronteras

Benilde Hernández y José Ignacio Ortiz, participan de la caravana que recorre España, Francia e Italia para reivindicar los derechos de los migrantes

El Correo, RAÚL CANALES, 22-07-2022

Intento hacer historia; es mejor que ser mera espectadora». Es la frase con la que Benilde Hernández resume los motivos por lo que se ha sumado a la caravana humanitaria Abriendo Fronteras. No tiene afán de protagonismo ni sus palabras deben entenderse como un arrebato de superioridad moral. Todo lo contrario, esta mirandesa es pura humildad. Solo pretende aportar un granito de arena para que crezca la montaña de la solidaridad. Su argumento emana del dolor que le produce ver como la mayoría cerramos los ojos ante el drama de la migración. «El silencio y la indiferencia nos hace cómplices», afirma.

Benilde, igual que José Ignacio Ortiz, hace tiempo que han decidido gritar bien alto contra la barbarie. Han estado en la valla de Melilla y en Canarias. Ahora recorren junto a una caravana reivindicativa el norte de España, Francia e Italia. Desde Los Pirineos a Los Alpes, esas fronteras naturales que en su momento tuvieron que cruzar miles de españoles y en las que hoy se siguen dejando la vida quienes huyen de la pobreza y la guerra. «No puedo entender como en el mundo actual permitimos que muera gente simplemente por su nacionalidad», asegura.

Aunque sus ojos han visto mucho, Benilde aún conserva la ternura de emocionarse con el dolor ajeno. Ante algunas de las historias que ha escuchado estos días, es difícil permanecer impasible. «Nos cuentan que en invierno, con las montañas heladas, muchos intentan cruzar Los Alpes y mueren de frío igual que los miles que se ahogan en el estrecho sin que parezca que nos importe. Hemos normalizado ciertas tragedias», lamenta.

Desde su experiencia, Benilde compara los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y las leyes migratorias, con los antiguos campos de concentración. No es una exageración, y en Francia ha podido comprobar que las similitudes son tantas que incluso se ha utilizado hasta hace poco tiempo un antiguo campo nazi para encerrar a los denominados ‘sin papeles’. «Han cambiado las condiciones de los presos, porque no se les da un trozo de pan como antes, pero en el fondo el concepto es muy similar», explica mientras intenta recordar una frase que ha escuchado en la última semana. «Encerrar a una persona por una falta administrativa, sin haber cometido un delito, no sirve nada más que para satisfacer a una opinión pública a la que antes hemos condicionado y encaminado al odio hacia el diferente».

Benilde y sus compañeros saben que, igual que los migrantes chocan con las fronteras, ellos lo hacen contra un muro invisible pero más difícil de saltar: la incomprensión. Por eso centran su lucha en generar conciencia. «Cuando estuvimos en Melilla mucha gente nos decía que después de escucharnos veía el tema de la inmigración de otra forma. En Canarias también nuestra presencia sirvió para que se hablara de los cayucos. Siempre hay alguien en cualquier rincón del mundo que te escucha y se replantea las cosas, y en lo personal, reconforta ver que no estás sola y que hay más gente que piensa como tú en otros lugares», afirma esta mirandesa, que hoy estará en Turín, penúltima parada antes de que la caravana regrese a Barcelona.

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