Hasta la fecha, Castilla-La Mancha ha acogido a más de 1.500 refugiados ucranianos que han huido de su país y que sigue en guerra tras la invasión de Rusia. Además, se han recibido unas 2.600 solicitudes de protección temporal para personas desplazadas, de las que alrededor de 1.000 corresponden a menores de edad (hay 853 menores ucranianos escolarizados) y se han expedido 2.744 tarjetas sanitarias.

En total, «hemos atendido a más de 3.500 ucranianos entre los servicios sociales y las entidades humanitarias de nuestra región», explicó este miércoles Virginia Marco, directora general de Asuntos Europeos de Castilla-La Mancha, de visita en el campamento de refugiados de Tulcea (Rumanía).

Marco ha podido conocer ‘in situ’ el trabajo de las ONG y los voluntarios, que atienden a los ucranianos que llegan hasta este campamento. «En el caso de Rumania, además ha destacado su posición fronteriza con Ucrania, los llevó a ser los primeros en hacer llegar ayuda, comida, tras el estallido de la guerra, y acoger a la gente que huía». Se calcula que a Tulcea han llegado unos 100.000 refugiados.

Durante la visita, organizada por el Comité de la Regiones de la Unión Europea, Marco ha descrito las peticiones más recurrentes: «Lo que las personas que se encuentran en el campo de refugiados nos transmiten es el agradecimiento por el apoyo que están recibiendo de todos los puntos de Europa, y nos piden que no normalicemos la guerra y no les olvidemos».