«Allí no tenía nada, ni casa ni comida»

Canarias 7, 20-07-2006


Puerto del Rosario (Fuerteventura)
La tragedia humanitaria de la inmigración vivió el martes en Fuerteventura su faceta más dramática con la muerte de un bebé de tan sólo veinte días. Se llamaba Adams, había nacido el 29 de junio en pleno desierto y viajaba en la patera junto a su madre, Maryam John, en busca de una vida mejor.


El bebé fallecido y su madre, Maryam John, viajaban en la patera junto a unos 40 inmigrantes varones y otra mujer africana que también venía acompañada de su hijo de dos años. Antonia Imanual es nigeriana y tiene 24 años. Su ‘boby’, como ella lo llama aunque su verdadero nombre es Choconoso, corría ayer por las calles de Puerto del Rosario ajeno al peligro que había pasado. Se le veía feliz y parecía no extrañar ni el lugar ni a las personas. Es normal, ha pasado prácticamente toda su vida de un lugar a otro y probablemente en Fuerteventura es donde mejor estancia haya encontrado.

La historia de estas dos mujeres subsaharianas que han arriesgado su vida y la de sus hijos es muy similar a la de otras muchas que ya han llegado a Canarias o que están esperando en El Sahara para realizar el viaje.

Escapan de un país donde no tienen nada, realizan una dura travesía que puede durar en algunos casos hasta cuatro años desde Nigeria a Marruecos, pasando por Mali y Argelia. Y una vez en El Sahara esperan la oportunidad para emprender el deseado viaje a Canarias.

Tres meses en el Aaiún

Antonia vivió tres meses en el Aaiún junto a su marido y allí conoció a Maryam. El 29 de junio pasado, en pleno  desierto y acompañadas por un grupo de inmigrantes, Maryam se puso de parto y Antonia la ayudó a dar a luz al que sería su primer hijo. «El parto fue bien, sin problemas» recuerda, aunque tampoco quiere hablar mucho más de ese momento. Ahora le preocupa saber como está Maryam, a la que está arropando desde que llegaron a Fuerteventura.

Su marido, que también venía en la patera, se encuentra en el centro de internamiento de El Matorral, en Fuerteventura, y su máxima ilusión estos días es «poder verlo, saber como está», dice mientras señala a una de las trabajadoras de Cruz Roja un reloj imaginario en su muñeca en clara referencia a cuando van a ir a visitarlo. Deben concertar una cita y si todo marcha bien es muy probable que hoy o mañana pueda acudir a El Matorral

Después de varios días de fatiga, Antonia ahora sólo quiere «dormir, comer y descansar». Para ella comienza una nueva vida, pero antes ha puesto en peligro la suya y la de su hijo, aunque escuchando su relato quizás se pueda entender que no es así, sino todo lo contrario porque lo que está intentando es darle una vida digna, un futuro con esperanza. «En El Sahara no tenía nada, ni comida ni casa. En Nigeria hay muchos problemas y quería venir a España por mi hijo. El ahora está bien porque ya está aquí y yo me siento feliz».

El miedo es una palabra que para ellas no existe, ha desaparecido de sus caras porque han pasado tanto tiempo de penurias que lo peor ha quedado atrás. Si le preguntas una y otra vez que si no ha temido por su vida o la de su hijo, Antonia contesta siempre lo mismo: «Ahora estamos bien porque estamos aquí, con los españoles», asegura con una amplia sonrisa y una mirada de complicidad con la gente que la rodea. «En el viaje no he tenido miedo, ni por mí ni por mi bebé porque allí no tenía nada. El lloraba en El Sahara porque su padre se iba en la patera y quería estar con el papá, por eso yo también me vine».

El niño está hermoso, en perfecto estado de salud, y es muy probable que a su corta edad ni recuerde el duro viaje que ha tenido que realizar. Su madre lo arropó con su cuerpo durante los días que tardaron en llegar a Fuerteventura y ahora se siente esperanzada. Primero ansía reunirse con su marido para comenzar una nueva vida juntos.
«Mi bebé y yo ahora estamos bien»
(Foto: canarias7)AMPLIAR

Gift está embarazada de 5 meses.

El pasado lunes llegaba la primera patera con niños y mujeres embarazadas de las dos interceptadas esta semana en Fuerteventura. En ella viajaban seis bebés, entre cuatro meses y tres años, y sus madres, además de tres mujeres embarazadas.

Una de ellas es Gift John Ahud que procede de Nigeria y está embarazada de cinco meses, aunque su pequeña barriga no la delate. Gift es una nigeriana menuda que tiene 19 años y cuyo marido viajaba en la misma embarcación. Ahora él está en el centro de internamiento de Fuerteventura junto al resto de inmigrantes irregulares llegados a la Isla y ella espera poder visitarlo pronto. Mientras, se recupera del largo viaje con el cuidado de los voluntarios de Cruz Roja. «Mi bebé (señala tocándose la barriga) y yo ahora estamos muy bien, y lo que quiero es ver a mi marido que está en el campo (refiriéndose a El Matorral)».

Las otras compañeras de viaje de Gift están ingresadas en el hospital de Puerto del Rosario. Son Aisha y Happy y tienen ocho meses de gestación. En principio se van a quedar hospitalizadas hasta que el médico les de el alta para trasladarse a la Casa de Acogida de Cruz Roja, donde residen las madres inmigrantes con sus hijos. En Fuerteventura esta ONG cuenta con 35 plazas para mujeres con hijos o embarazadas.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)