La pesadilla vivida en los últimos días a bordo del pesquero Francisco Catalina acabará hoy con final feliz para los once marineros españoles que el pasado viernes salvaron la vida de 51 inmigrantes que navegaban a la deriva por el Mediterráneo, y con un futuro incierto para los indocumentados, que serán desembarcados en Malta y desperdigados en diferentes países – la pequeña isla comunitaria, España, Italia y algún estado africano – tras un rocambolesco acuerdo al que llegaron ayer los países implicados en el conflicto.

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La medida fue comunicada a la tripulación a media tarde de ayer por la embajadora de España en Malta, Marta Vilardel, después de que la situación en el barco se hubiera agravado en las últimas horas debido a un empeoramiento de las com. El acuerdo pone punto y final a la crisis generada por la negativa de las autoridades maltesas a acoger a los africanos, que fueron rescatados el viernes de la semana pasada de la patera en la que viajaban frente a las costas de Libia.

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Fuentes diplomáticas españolas indicaron que el Gobierno ya ha enviado un avión a Malta que recogerá a los inmigrantes – una vez hayan sido atendidos en tierra – y los «redistribuirá a los diferentes países europeos y no europeos» que han accedido a acogerlos.

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Los dos policías españoles enviados el martes al barco pudieron determinar que 45 de los inmigrantes son de Eritrea, cinco marroquíes y uno pakistaní.

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Tanto el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, como el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, adelantaron ayer que esperaban una solución a la crisis del pesquero en pocas horas. Indicaron que solución llegaría con la implicación de varios países de la Unión Europea y que alguno de los inmigrantes podía ser trasladado a España. Los países de la UE implicados trataban de cerrar un compromiso equilibrado porque es muy posible que sea un modelo a seguir ante otros episodios futuros similares.

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Agradecidos

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El segundo patrón del Francisco y Catalina , Bautista Molina, explicó ayer que la situación en el barco no es desesperada, pero que es cierto que los inmigrantes se encuentran hacinados en la mitad de la cubierta que dejan libres los aparejos de pesca. Son unas 60 personas en menos de 50 metros cuadrados. El segundo patrón indicó que no tienen queja de la actuación de las autoridades españolas y, especialmente, de la embajada en Malta con la que se mantienen en contacto permanente y que ha hecho llegar al barco los enseres y alimentos que han necesitado en estos días de hacinamiento y espera. El marinero aseguró que, pese a los grandes problemas que han soportado por su acción solidaria, «volveríamos a recoger a un grupo de inmigrantes a la deriva, o a diez».

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Molina sólo pidió que, cuando termine todo, espera que el Gobierno ayude económicamente a la tripulación del pesquero porque el rescate y el problema diplomático ha hecho que no puedan pescar y han perdido dinero. En este sentido, la ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa, prometió ayer que su departamento se pondrá en contacto con el armador «para tratar de ayudarle en todo lo que sea necesario».