La sociedad vasca se muestra abierta con gays, lesbianas y bisexuales, pero no tanto con los trans

El último informe de Ikuspegi refleja «una clara evolución favorable» en la convivencia con las personas LGTBI , aunque «en los últimos tiempos hayan surgido discursos de extrema derecha»

El Correo, ISABEL URRUTIA CABRERA, 29-06-2022

Los resultados del último informe de Ikuspegi (Observatorio Vasco de Inmigración) invitan al optimismo por lo que respecta a la sensibilización de los vascos hacia la diversidad sexual y de género. El sondeo de 1.200 personas, realizado el año pasado, profundiza en la línea de investigación abierta por la ‘Encuesta sobre percepciones y actitudes en torno a la discriminación en Euskadi 2020’. Entre las conclusiones destaca el dato de que más del 85% de los vascos defiende la inclusión de la temática LGTBI en el currículum educativo. Asimismo, cerca del 95% acepta sin reticencias que en los centros de trabajo convivan personas de identidad sexual diversa. «Hay una clara evolución favorable, aunque todavía queda mucho por hacer», matizaba esta mañana Monika Hernando, directora de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad del Gobierno vasco, en la presentación oficial del baremo sociológico.

Entre las asignaturas pendientes, llama la atención que los transexuales, transgéneros e intersexuales se mantengan todavía marginados. El 76,1% de los encuestados tienen amigos o amigas que son gays, lesbianas o bisexuales, pero apenas el 23,4% cuenta con trans en su cuadrilla y solo un 7,2% mantiene una relación estrecha con intersexuales. «La imagen influye mucho. Salvando las distancias, sucede lo mismo con la inmigración. Las diferencias evidentes se toleran peor. Si el cambio en los transexuales se produce en la edad adulta, cuando ya están trabajando, la aceptación es más complicada. Otra cosa es si la transición se ha producido pronto y el cambio está consolidado al entrar en el mercado laboral», reflexionaba Hernando a preguntas de EL CORREO.

Pese a todo, se augura un panorama más integrador en las próximas décadas a la vista de la actitud de las nuevas generaciones. En la franja de edad entre los 18 y 29 años, hay más conocimiento de la realidad trans: el 32,5% conoce a alguien de ese colectivo y un 11,1% tiene relación con intersexuales. Por lo que respecta a los padres, las personas que más rechazan como parejas de sus hijos o hijas son los gitanos, seguidos de musulmanes, judíos, budistas y trans. En la familia se acepta mejor a los negros, asiáticos, homosexuales y bisexuales como futuros yernos o nueras.

«Todos, todas y todes»
«La integración es un compromiso de todas, todos y todes. En los últimos tiempos, aunque minoritarios, se están haciendo notar los discursos de extrema derecha que alientan la discriminación. Hay que estar alerta ante los discursos de odio », subrayaba Monika Hernando, flanqueada por Julia Shershneva (directora de Ikuspegi) y Lía González, investigadora del organismo, que pertenece al Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco y a la UPV/EHU. El vicerrector del campus de Bizkaia de la Universidad del País Vasco, Gorka Moreno, no dudó en recalcar con espíritu autocrítico los porcentajes menos triunfalistas del estudio. «Más de la mitad de la población vasca ha sido testigo de discriminaciones, algunas probablemente ‘microdiscriminaciones’, pero, ojo, todas ellas son siempre inaceptables. Hay que acabar con la impunidad. ¡Ni un chiste es aceptable!».

Las burlas, rumores y el humor chocarrero todavía forman parte de la cotidianeidad, ya sea en el ámbito laboral o en los colegios. De ahí precisamente que el 48,6% de la sociedad vasca reconozca que el colectivo LGTBI sufre «dificultades añadidas» a la hora de buscar empleo y hasta un 60% admita que es un grupo que no puede expresar con total libertad su identidad. El contraste entre el discurso políticamente correcto, asumido por la población, y la discriminación todavía patente en el día a día responde a un fenómeno muy estudiado por los sociólogos. La propia directora de Ikuspegi, Julia Shershneva, recordaba un viejo axioma: «La gente no dice lo que piensa en este tipo de estudios». Es decir, los encuestados se muestran más progresistas de lo que son en realidad. Un comportamiento aparentemente hipócrita que, aun así, no invalida la certeza de que hay un avance.

«Ahora se denuncian palabras y gestos que antes se aceptaban o aplaudían. Eso refleja un cambio. Ya no se toleran como antes las ofensas y humillaciones», subrayaban los impulsores del informe. En sintonía con esa afirmación, la investigadora de Ikuspegi, Lía González, desgranó porcentajes que, pese a ser negativos, revelan el repudio de la población hacia las agresiones verbales o físicas. La violencia, más o menos explícita, hacia el colectivo LGTBI , no pasa desapercibida y se rechaza.

«Un 42,5% declara haber escuchado insultos y un 17,9% manifiesta haber tenido conocimiento de amenazas. Un 13,5% sabe de agresiones físicas y un 22 % ha conocido situaciones en las que se ignora, no se deja participar o se aísla a una persona o grupo», ilustraba González. Visto el panorama, hay que seguir incidiendo en la campañas de sensibilización sobre la diversidad sexual y de género, sin olvidar la información más práctica: un 73,8% de la población vasca no sabe cuáles son sus derechos en caso de ser víctima de discriminación. Con vistas a profundizar en la protección, el Gobierno vasco prepara una ley de igualdad de trato que contrastará con los colectivos LGTBI .

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