GENERAL

Malta: las imágenes de la vergüenza

El Correo, 19-07-2006

EL CORREO/

El drama sobrevuela la cubierta del ‘Francisco y Catalina’, el pesquero español que rescató el viernes a 51 inmigrantes abandonados en el Mediterráneo y que Malta se niega a admitir. Mientras se agotan las escasas provisiones que el Gobierno de la isla les envió, la vía diplomática trabaja a marchas forzadas para tratar de desbloquear un episodio que muchos califican de bochornoso, ante la negativa de las autoridades maltesas a abrir sus puertos a una acción humanitaria. Al cierre de esta edición surgía el primer rayo de esperanza, cuando la Generalitat valenciana se ofreció a compensar a los pescadores por una campaña que parecía ya perdida.

José Durá, el patrón del buque, lanzaba ayer la penúltima llamada de auxilio. La situación, confesaba por teléfono a la Asociación de Armadores del Puerto de Carboneras, «pone los pelos de punta», con 62 personas incluidos los 11 tripulantes hacinados en 50 metros cuadrados y la fiebre adueñándose de los africanos, entre ellos dos embarazadas y una niña de dos años. «Hay tanta gente que los inmigrantes se salen por las ventanas», relataban ayer las esposas de los pescadores tras hablar con ellos.

El anuncio de la Generalitat de acudir en auxilio económico de la tripulación alivió la «desesperación» del armador, que ya se veía arruinado después de cinco días con el barco fondeado y sin posibilidad de echar las redes. En tierra, el ánimo no era mucho mejor. Las familias de los pescadores admiten estar asombradas y «desesperadas» por un conflicto al que no acaban de ver salida. De esta desazón se hace eco la esposa del capitán, Pepi Irles, que ayer reconocía que los hombres «comienzan a estar decaídos, aunque lo volverían a hacer». «Se sienten como presos, como si hubieran cometido un delito, pero en el fondo están orgullosos de haber rescatado a esas personas, que se hallaban en un estado lamentable». «Lo único que quieren es que desembarquen a los inmigrantes y que les dejen pescar relata Pepi. Todo esto parece un castigo».

La mujer del cocinero de a bordo, Jaime Valero, coincidía ayer en que la tripulación está cada vez «más desmoralizada, porque ya son muchos días». Para colmo de males, la comida ha empezado a escasear. «Agotaron las existencias que se habían llevado para faenar, y ahora han pedido, vía Embajada de España en Malta, arroz, pasta, azúcar y pan. «Mi marido se apaña con lo que tiene explicaba ayer Pepi, pero es poquísimo».

Tres evacuados

Bautista Molina, segundo patrón, añadía otra nota dramática al relato. «Necesitamos fruta, pañales y hasta compresas, porque los víveres suministrados no son suficientes». La providencial llegada de un equipo médico al barco llevó a evacuar en helicóptero a tres inmigrantes una de las embarazadas, su hija menor de edad y su madre, que fueron trasladadas a un hospital de La Valetta a causa del estado de salud de la mujer encinta.

El Gobierno maltés, por su parte, aceptó a última hora repatriar a los ‘sin papeles’ si la Policía española lograba identificar su lugar de origen. Los dos agentes daban por concluida su labor cerca de las diez de la noche, tras tomar las huellas y fotografías a todos los inmigrantes y hacer llegar al barco víveres y enseres de primera necesidad. A través de los interrogatorios han descubierto que proceden de Túnez, Marruecos y Etiopía, entre otros países, aunque esta identificación no se basa en documentos oficiales.

Entretanto, los mensajes de solidaridad no han dejado de llegar. El Gobierno español, los ejecutivos autonómicos de Valencia, Andalucía y Galicia, incluso la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) elogiaron la actitud de la tripulación, al tiempo que afeaban la falta de humanidad del Gobierno maltés, que contraviene los principios más elementales recogidos en el Derecho Internacional Marítimo.

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