Los peces de colores de Oksana Volos, artista ucraniana refugiada en Bilbao
Su obra estilo 'steampunk' se expone hasta el día 25 en el establecimiento 'Moiqut' de la calle Rodríguez Arias
El Correo, , 16-06-2022La artista Oksana Volos viene de Zhelezny Port, una localidad turística al pie del Mar Negro, que baña las costas de seis países, Turquía, Bulgaria, Rumanía, Georgia, Rusia y… Ucrania, país de donde procede esta mujer de 55 años que ha llegado a Bilbao hace apenas dos semanas. Allí, en Zhelezny Port, era artista y también ayudaba en la regencia de un hotel y una tienda de souvenirs, un negocio familiar llamado ‘OT & DO’, que al español se traduce como «desde y hasta» y que ahora permanece cerrado a causa de la contienda. La ciudad está ocupada y bloqueada por el ejército ruso, no se puede salir de allí si no es por mar. Para comprar alimentos, la población se ve obligada a desplazarse hasta la península de Crimea, a no menos de hora y media de distancia.
La de Oksana Volos es la misma historia de tantos ucranianos que, armándose de valor, han huido de la guerra sin más equipaje que la ropa puesta y su documento de identidad y arriesgando su vida por caminos y carreteras sembradas de minas y de soldados enemigos. Cuando podía en coche, pagando a gente por avanzar kilómetros con más rapidez y, si no, a pie, pasando noches a la intemperie, Oksana hizo lo imposible para atravesar medio país y llegar hasta Vínnytsia, donde una familia amiga le alojó y le acompañó al hospital. Oksana tiene cáncer de tiroides y la contienda ha trastocado sobremanera el tratamiento que llevaba. Ahora que está en Bilbao con su hija, Kateryna Kaminska, miembro muy activo de UkraniaSOS, quien acudió a su rescate y la trajo hasta la capital vizcaína con la ayuda del ex ertzaina Fernando González, está siendo atendida ya por especialistas.
AINHOA GÓRRIZ
Volos es una mujer sencilla, valiente y tenaz, con una mirada azul transparente que no pestañea ante cualquier circunstancia. Al tercer día de hacer cola en la carretera a la espera de poder atravesar uno de los innumerables puestos de control que peinaban la carretera que va a Zhelezny Port, se acercó a los soldados y les pidió sin titubear que le dejaran atravesarlo a pie porque estaba enferma y necesitaba cuidados médicos. No se lo permitieron pero se las arregló para hacerlo por otro lado. De voz suave, el pelo corto, coloreado en tonos morados algunos mechones, su hija habla con dolor de las penurias que ha pasado su madre en el último mes. «No sé cómo ha podido hacerlo», revela.
También habla de ese talento natural que Oksana tiene para los trabajos manuales desde que ella tiene uso de razón. «Caminábamos por la playa y un día nos dijimos, todas estas conchas que hay en el suelo, podemos hacer algo con ellas. Las cogimos y las guardamos doblando nuestros jerseys y ella empezó a crear». Y enseña algunos ejemplos en el instagram @volos.oksana. En Zhelezny Port esta mujer era famosa por sus flores de conchas, por sus casitas fantásticas y por todos sus cuadros y artilugios estilo ‘steampunk’ elaborados con engranajes, piezas de reloj y de objetos que ya no funcionan, monedas, metales, cremalleras, telas, cintas, etiquetas, restos de cartón, botones, cáscaras de pistachos, botellas…, que ella envía a todo el mundo, sea cual se a la procedencia del comprador.
«Cumplen deseos»
«Todo lo que encuentro bajo mis pies y todo lo que ya no parece servir se puede convertir en arte», indica. Y de este propósito salen los peces de colores «que cumplen deseos» de Oksana Volos, sus búhos y sus perros, símbolo de la amistad en Ucrania, sus flores y sus casitas de brujas. También sus árboles de la fortuna y un sinfín de creaciones con formas diversas que a la artista le gusta personalizar. «Hablo con la persona a la que le interesa mi trabajo para conocerla un poco y saber con qué motivo de mi obra puedo hacerla más feliz», explica para EL CORREO.
Una pequeña representación de su obra puede verse hasta el 25 de junio en el comercio ‘Moiqut’ de Bilbao, en el número 26 de la calle Rodríguez Arias, un establecimiento propiedad de Verónica Drazdova, de raíces bielorrusas y dramaturga de formación. Hay un segundo Moiqut en la calle Ercilla, número 5. Moiqut quiere decir «mi hogar» y es un sitio donde se compra ropa y se habla de moda, pero también es un espacio donde se celebran conciertos, fiestas, exposiciones o lecturas dramatizadas. Incluso dispone de un punto de lectura donde intercambiar libros y conversar sobre ellos.
Drazdova, miembro de la Asociación Ucrania-Euskadi, siempre quiso tener un espacio donde la ropa se rodeara de arte, y desde hace seis años expone las obras de artistas emergentes, seis mujeres y cuatro hombres. Hoy por hoy, los peces mecánicos y los cuadros metálicos de Oksana Volos combinan a la perfección con este comercio de ropa de tonos suaves y formas asimétricas elegida con mimo.
«Aparte de una obra curiosa y diferente, me parecía una oportunidad para contar su historia y para que la gente sepa cómo son las mujeres de Ucrania, su valentía y poder de adaptación. En su obra se ve que lo reciclado se transforma en lo nuevo y, además, mejorado. Esto es lo que me ha movido. Sus cuadros representan su lucha de renovarse y adaptarse», opina Drazdova.
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