De delincuente a prestar ayuda humanitaria en la guerra de Ucrania

Voluntariado. Gamaliel Suárez -de Las Remudas- tras 15 años en la cárcel, ahora pasa sus días llevando abastecimiento a las víctimas de las ciudades en mayor riesgo

Canarias 7, JUAN PÉREZ BENÍTEZ Telde, 02-06-2022

Gamaliel Antonio Suárez Díaz tiene un pulmón perforado y cicatrices por todo el cuerpo, propiciadas por las múltiples puñaladas que le han asestado durante su vida como consecuencia de peleas callejeras y trifulcas con otros presidiarios. Ha vivido mil y una situaciones de las que una persona cualquiera no podría haber salido nunca y durante su infancia le tocó criarse en una de las peores épocas de delincuencia en Las Remudas. Pero aquí sigue y mejor que nunca.

A sus 38 años es un hombre curtido en mil batallas y «no le temo a nada», revela en una entrevista concedida a este medio ‘El Flaco’, apodo con el que dice que le conocen en todo el mundo.

Este teldense ahora, tras muchos años «haciendo lo que no debía», se ha dado cuenta de que su misión es ayudar a los que peor lo están pasando en la guerra de Ucrania. Además lo hace por su cuenta, sin ninguna organización que le ayude por detrás. Tiene amigos y contactos que ha ido haciendo desde que empezó el conflicto bélico y con eso, más las aportaciones que le hace la gente, le da para transportar las necesidades en una furgona Mercedes Vito que tiene prestada.

Durante los últimos meses ya ha entrado y salido del país del este europeo hasta media docena de veces. Siempre con el objetivo de asistir a los ciudadanos que no han podido huir de sus casas instaladas en las ciudades más azotadas por los bombardeos y los disparos.

Su nueva vida
«Después de muchos problemas con drogas, robos y quince años pasando por las peores cárceles de España, me dejé de tonterías. Hace tiempo que salí de Canarias porque no quería vivir en un sistema que te hace trabajar como un esclavo para malvivir con un pésimo sueldo, mientras los ricos deciden sobre mi. Por ello me fui a descubrir mundo viajando por toda Europa, ganándome la vida como artista callejero. En los últimos dos años he estado en más de 30 países y hace poco me establecí en Noruega, donde tengo mi casa, mi novia y la mejor calidad de vida que he tenido nunca», explica con gran orgullo y satisfacción Gamaliel.

Pero a pesar de haber conseguido lo que siempre persiguió, no se acomodó. «Un día viendo la televisión sentado en el sofá vi lo mal que lo estaba pasando la gente en Ucrania. No pude quedarme quieto viendo el panorama y decidí bajar para echar una mano con lo que pudiese. Desde entonces aquí estoy, sin parar. He vivido la tragedia desde muy cerca. He estado en ciudades como Kiev, Dnipro, Jarkov, Derhachi y otras aldeas más pequeñas que se encuentran a muy pocos kilómetros de la frontera con Rusia. He vivido tiroteos y bombardeos a poca distancia de mi. He cargado con 83 soldados rusos muertos y los he metido en vagones de tren para que sean contabilizados y reconocidos. Me he hecho amigo de soldados ucranianos que me agradecen lo que estoy haciendo. He intervenido para ayudar a sacar a más de 1.000 ciudadanos que ahora están refugiados en Noruega. Y seguiré haciendo todo lo que pueda hasta que esta injusticia se termine», indica el teldense.

Camino a Jarkov
En estos momentos ‘El Flaco’ se encuentra en pleno viaje. Este martes traspasó la frontera de Poloniapara poner rumbo hacia Jarkov, la segunda urbe en tamaño de Ucrania, situada al este del país, a tan solo 30 kilómetros de Rusia. Allí le están esperando en un hotel, a donde llevará necesidades de todo tipo. Desde máscaras antigás, hasta vendas israelíes o comida para animales.

Para llegar hasta su destino se puede encontrar de todo. Normalmente le suele ayudar mucha gente, incluidos los propios militares ucranianos. No sabe el idioma local, aunque se defiende con el inglés. «El habla nunca es una barrera. El lenguaje de signos es universal y los traductores de los teléfonos móviles son fantásticos. Los ciudadanos enseguida saben lo que estoy haciendo y no me suelen poner problemas cuando les pido, por ejemplo, ayuda para llenar el depósito para seguir mi camino. Siempre te encuentras a alguien que te da la espalda, pero normalmente les convenzo poniéndoles en el supuesto de que algún día las bombas podrían llegar a su ciudad y los que la sufrirán serán sus hijos. Seguidamente les pregunto: ¿Qué pensarías de un compatriota que no está dejando a alguien como yo ir a atenderte a ti que vives con alto riesgo de morir?», cuenta este grancanario sobre su experiencia.

Las ganas de seguir ayudando no desisten
En ocasiones los recursos son pocos, pero las ganas de ayudar en Ucrania de este teldense, que dice haber reconducido su vida, son infinitas. No se fía de las grandes organizaciones, por lo que prefiere trabajar solo, casi siempre acompañado por otros voluntarios. Ya ha hecho amistades con chilenos, vascos y norteamericanos que también quieren estar al lado de los civiles.

Gamaliel ha querido dar a conocer su historia para que la gente que lo desee también pueda cooperar sin necesidad de dejar atrás su día a día. Por ello pone a disposición su perfil de Facebook ( Gamaliel Suárez Diaz ‘Flako’), donde quien quiera hacer una aportación destinada a esta causa podrá hablar directamente con él. Se compromete, además, a justificar mediante recibos el uso que haga del donativo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)