«Los refugiados nos resultan incómodos y por eso los dejamos sin voz»
'El mar detrás' son quiene viven en «el limbo» de los campos de refugiados y, más concretamente, niños y niñas que «no pueden volver atrás ni imaginar un futuro por delante», dice Sánchez
El Correo, , 01-06-2022El escritor murciano Ginés Sánchez debutaba en la novela juvenil hace muy poco, y lo hacía ganando un premio, el Gran Angular de SM. ‘El mar detrás’ es una historia que muy bien habría podido relatar para lectores adultos y para la que tuvo que aprender, mientras escribía, a rebajar el tono, a modular las voces y los hechos, a insinuar el trauma más que a narrarlo… porque lo que aquí se cuenta es la «terrible» realidad de millones de personas en todo el mundo. Los protagonistas de ‘El mar detrás’ son quienes viven en «el limbo» de los campos de refugiados. Y, más concretamente, niños y niñas que «no pueden volver atrás ni imaginar un futuro por delante». El tiempo se les va mientras hacen cola para lavarse, cola para desayunar, cola para obtener ropa, cola para hacer cola para hacer cola. «Sus vidas son las que se dejan debajo de la alfombra». Según la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, a finales de 2019 había al menos 79,5 millones de personas en todo el mundo que se habían visto obligadas a huir de sus hogares a la fuerza; de ellas, casi 26 millones son refugiadas, más de la mitad menores de 18 años.
-¿La del refugiado es la espera eterna?
-Viven en un limbo administrativo que no les permite ir hacia atrás ni hacia adelante, están atrapados en una franja estrecha de terreno y su día a día es muy duro. Están parados, sin poder mirar hacia el futuro, esperando a que algo se resuelva.
-Se cuentan las experiencias de los que aún están moviéndose, en el viaje, llegando a la orilla, ¿pero no la de los campos?
-Esta es la historia que se queda debajo de la alfombra y es así porque el conocimiento profundo de lo que les pasa es molesto para nosotros, los occidentales. Lo que pasa es que sabemos que estamos haciéndolo mal. Por eso nos resultan incómodos y los dejamos sin voz. Los refugiados son apátridas de país y en nuestros corazones.
-¿Ha visitado los campos de los que habla, que aunque no se den las coordenadas son los del Mediterráneo?
-No, pero tanto la poeta Cristina Morano, que también está detrás de esta historia, como yo estamos muy comprometidos con lo que ocurre. Queríamos ponerle voz, dar voz a los sin voz. La historia estaba en la cabeza desde hace tiempo y el germen de la novela es querer cruzar esa idea con la de un libro para jóvenes, eso es lo interesante, la chispa que concreta nuestro interés. Sí estamos en contacto con cooperantes, con personas que cada vez que tienen un mes de vacaciones se montan en la furgoneta y se van para allá. Un dentista, los payasos, gente que hace el trabajo impagable de voluntario. Y conocemos a muchas personas que tuvieron que salir corriendo de su casa, a gente de Yugoslavia que vino aquí hace muchos años.
-Hay tres niños que sostienen la trama. Una es Isata, que no puede hablar. ¿Qué representa?
-A los que no tienen voz. Es la niña que ha sufrido un gran trauma, un tema delicado que contado en modo adulto podría ser muy duro, y aquí hay una leve dulcificación. Ella representa a los que llegan con un trauma enorme, a los que lo han perdido todo, a los que llegan destrozados. Han visto y han vivido cosas espantosas. Isata es el trauma.
Rebelarse
-¿Y Dibra, tan distinta?
-Dibra es de las que llegan un poco más completas, más sanas. Y van tomando consciencia. Dibra está muy enfadada y se rebela, se da cuenta de que no pueden seguir así, de que algo tiene que hacer para revertir un sistema que la condena a ese limbo en el que no puede ni imaginar el futuro. Es la heroína de ‘El mar detrás’, la que se hace responsable.
-Y está Wole, la razón por la que las niñas se ponen en movimiento en ese campo inmenso de refugiados.
-Es el sueño, o el soñador. Como él hay muchos en los campos, el verso suelto que pasa por ser un pseudoloco maravilloso y por no tener razón, pero que está cargado de razones. Como el personaje de Samir: el tío que lo consigue todo, que sabe moverse entre mafias y en el entramado burocrático. Son personajes representativos de las personas que viven en los campos de refugiados.
-¿Para qué un libro como este?
-No soy quién para enseñarle nada a nadie pero me parece un tema muy interesante y creo que cuantos más libros lees, más capacidad crítica tienes. Por eso quería que los lectores jóvenes tuvieran también conocimiento de esta parte de la realidad. ¿Conocéis esta historia? ¿Sabéis que esto existe? Es importante que tengan esta versión para poder juzgar a esta gente de la que tanto se habla. Al menos, que sepan que existen.
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