Gipuzkoa necesita más ingenieros

Las empresas del territorio ponen sobre la mesa las dificultades que sufren para contratar a trabajadores con perfiles científico-técnicos

Diario Vasco, Julio Díaz de Alda JULIO DÍAZ DE ALDA, 18-05-2022

Los números no mienten. Y la pirámide poblacional guipuzcoana, como la vasca, que tienen más aspecto de champiñón que de pirámide, amenaza algo tan esencial para un país como es el relevo natural en el mercado laboral. Así, según señala un reciente estudio de Adegi sobre los perfiles profesionales más demandados, el territorio sufrirá en los próximos veinte años «un déficit de casi 80.000 trabajadores».

Un par de datos terminan de sostener ese escenario: el año pasado había en Gipuzkoa 2.500 personas más con 65 años ya cumplidos que con 30; y hoy hay 47.000 guipuzcoanos más con 47 años cumplidos que todos los niños de diez años.

77% de las empresas de Gipuzkoa declaran que tienen dificultades para contratar personal.

56% de esas firmas señalan «la actitud» de los candidatos como el gran freno a la contratación.

Eso dibuja irremediablemente un escenario en el que, si no hay un cambio radical de la mano de la inmigración (que no parece probable, al menos en cuanto a la llegada de empleo de alta cualificación), sencillamente no habrá manos para trabajar. El director de Formación y Talento de la patronal guipuzcoana, Mikel Sarriegi, reconoce que «la situación es preocupante», pero prefiere ver en el cuadro «el lado positivo: hay trabajo y hacen falta profesionales». «La inmigración podrá compensar algo, pero hay otros factores y dificultades para atraer personas, como las infraestructuras, la vivienda o la cultura». Según la propia Adegi, el 77% de sus asociadas tiene problemas para contratar porque no encuentra tan fácil lo que busca.

En este sentido, Sarriegi y las empresas consultadas por DV constatan que Gipuzkoa carece, sobre todo, de perfiles científico-técnicos, esos que se conocen como STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics, en inglés), que hacen falta no solo en la industria. «El big data o la inteligencia artificial la van a terminar utilizando el abogado y el profesional de la sanidad», dice.

¿Y tenemos estudiantes en esas ramas? La respuesta es ‘no los suficientes’. «Hoy los jóvenes, sobre todo las mujeres, no se acercan a esos estudios», señala el técnico de Adegi, que desliza también como contratiempos el cada vez mayor atractivo del empleo público a ojos de los más jóvenes.

Según Sarriegi, las autoridades –entre las que cita a la viceconsejería de FP– sí tratan de acercar la formación a las necesidades empresariales (una demanda histórica del sector), así como Adegi tiene abiertas iniciativas como Etorlan para «dar a los jóvenes toda la información sobre lo que necesita el mercado». Sarriegi asegura que esos perfiles tan buscados «tienen condiciones económicas muy buenas», y resalta que los candidatos buscan no solo dinero sino también «el propósito de las empresas» y su impacto social.

Silvia Soto
«Los salarios en el sector de las biociencias van a crecer mucho»
Silvia Soto, la responsablede recursos humanos deVIVEBiotech, en las instalacionesde la firma.
Silvia Soto, la responsablede recursos humanos deVIVEBiotech, en las instalacionesde la firma. / JUANTXO LUSA

Silvia Soto, que atesora una dilatada experiencia en el segmento de los recursos humanos, es la responsable de ese área en VIVEBiotech, una firma donostiarra especializada en el desarrollo y fabricación de vectores lentivirales que sirven para tratar enfermedades muy graves. Se trata de un sector ‘de moda’, con un crecimiento potencial enorme y que ha encontrado en Gipuzkoa –en concreto, en el parque empresarial de Miramón de Donostia– un espacio ideal para desarrollarse.

Se trata de una industria joven, casi en sus primeras fases (al menos en Euskadi) y, por ende, aquejada de un mal general como es la falta de profesionales; no ya de gente experta en la materia, sino de recién licenciados o de técnicos de corta trayectoria con los que dotar a las empresas. Hablamos, además, de personas con un tipo de formación muy específica, y de la que el territorio o la comunidad autónoma no están sobrados. De hecho, faltan activos, lo que unido a la competencia de las no pocas asentadas en San Sebastián complican en cierto modo el corto plazo de un negocio que, sin embargo, muestra una magnífica cara a medio y largo plazo.

Soto reconoce que «el repunte en San Sebastián es exponencial», lo que ha provocado que esas empresas (alguna realmente grande) «estemos compitiendo por el talento». Algo que, afirma, «es una magnífica noticia para el sector científico-técnico que, no hay que olvidarlo, es toda una industria que requiere no solo de ingenieros biomédicos, químicos e investigadores, sino de otros perfiles como los ligados a la calidad, así como grados en fabricación de productos farmacéuticos».

«Las biociencias son una industria, y necesitamos perfiles más allá del ingeniero biomédico»
Soto celebra la existencia de esa competencia por el talento, y reconoce que las empresas «tiran de otras empresas, y también de gente de fuera». «También del extranjero», añade. Sin embargo, confiesa que «aunque hay candidatos, no son demasiados, y lo que falta es experiencia».

Ante ese déficit, relata que la firma VIVEBiotech «apuesta por contratar a gente con menos recorrido pero a la que se ofrece mucha formación». «Somos una plantilla joven, con una edad media de 33 años, y de 25 en los puestos en los que más crecemos, en la que resulta muy atractivo trabajar y a la que la gente se acerca por lo que hacemos y por el clima que tenemos», afirma. Sobre los salarios en biociencias, asegura que «van a crecer mucho en los próximos años a medida que el sector siga creciendo tan rápido».

Leire Elguren
«Las empresas nos respetamos, pero hay pelea por el talento»

Leire Elguren, responsable de márketing y comunicación de Sarralle, explica que el cambio que ha experimentado la industria de Gipuzkoa, «que ha pasado de únicamente fabricar a aportar nosotros también la ingeniería», ha hecho, sencillamente, que exista un claro déficit de estos profesionales. Firmas como la suya, especializada en proyectos llave en mano y que trabaja en varios sectores como la siderurgia, la energía o el medio ambiente, son un gran demandante de todo tipo de ingenieros. Y no solo eso, aclara, pues también hay enorme necesidad de técnicos montadores, soldadores o informáticos y personal de prevención.

Perfiles en los que, apunta sin paños calientes, «la demanda es muy superior a la oferta». «Las empresas nos respetamos, claro está, pero en Euskal Herria hay una clara pelea por el talento», subraya, para añadir que este asunto «puede ser un problema a la larga». Ante la falta de candidatos, Elguren apunta que «no es que las empresas nos conformemos, pero a veces optamos por gente más joven, que también aporta otras ventajas».

Elguren apuesta por acercarse a los más jóvenes para explicar cómo son las empresas y esas carreras o grados en los que van a encontrar empleo, «incluso en esa edad de 13, 14 o 15 años en la que aún no saben qué van a estudiar».

«Necesitamos estar cerca de la gente de aquí; también de jóvenes de 12, 13 o 14 años»
Y es que, advierte, «estas formaciones se estudian, pero la oferta de personas no es suficiente, y menos lo va a ser en el futuro». Por eso, desvela, Sarra-lle y otras empresas e instituciones de la comarca del Urola analizan cómo explicar a los estudiantes de Bachiller qué significa realmente la industria de su zona y las posibilidades que ofrece. «Necesitamos estar muy cerca de la gente de aquí», dice.

«Lo que sí hacemos es promover esa cercanía y las prácticas en la empresa con las universidades y las escuelas de Formación Profesional, como la Escuela Profesional de Azkoitia, que sacó un módulo de soldadura», apunta. En ese último apartado, el de los soldadores, «empieza a haber un gran número de jubilaciones».

Al ser cuestionada por la fidelidad de los jóvenes a sus empresas, la directiva sonríe y asegura que «los tiempos van cambiando». «Lo que sí es cierto (y en esto coincide con todos los entrevistados) es que le dan importancia al medio ambiente y que la máquina que hacen aporte un valor a la sociedad».

Iñaki Mendía
«La digitalización hace que falte personal formado en tecnología»
Iñaki Mendía, el jefe de RecursosHumanos de Zucchetti, en laoficina que la multinacionaltiene en el parque empresarialde Zuatzu.
Iñaki Mendía, el jefe de RecursosHumanos de Zucchetti, en laoficina que la multinacionaltiene en el parque empresarialde Zuatzu. / JUANTXO LUSA

Iñaki Mendía es el responsable de Personas en la filial donostiarra del Grupo Zucchetti, un gigante de eso que se conoce como IT (Information Technology, en inglés), que abarca el desarrollo y aplicación de soluciones de software y tecnológicas a todo tipo de empresas. El directivo aclara antes de nada que la pertenencia a una multinacional no supone en su caso un corsé, ya que la delegación «es autónoma» en lo que respecta a los activos que necesita y a cómo y cuándo los incorpora.

Dicho eso, Mendía declara sin ningún género de dudas que «no hay suficiente personal en el segmento de las tecnologías». Y es que, apunta, «la digitalización de buena parte de la economía, y sobre todo de la industria, está disparando la necesidad de estos profesionales, que faltan».

Y es que ese imparable fenómeno de la digitalización (llámese también sensórica, robotización o fabricación avanzada) hace que las propias IT compitan por el talento con la pura industria.

«La rotación de las personas es muy alta, lo que hace que se encarezca la contratación»
Los estudios que más necesitan incorporar compañías como Zucchetti pasan por las ingenierías informáticas y aquellos grados de Formación Profesional (FP) dedicados al desarrollo de aplicaciones.

«Hay grados e ingenierías informáticas en el País Vasco, es cierto, pero con pocas personas por cada promoción», resalta.

Apelando al símil futbolístico, Mendía explica que las IT acaban recurriendo al universo académico «casi como los equipos de fútbol tocan a los jugadores de las categorías infantiles».

«Vamos directamente a captar en ese espacio, a través de proyectos de fin de carrera o formaciones duales, que son importantísimas y en las que el empleo se plantea como un complemento a los estudios». «Nos sentimos cómodos en ese juego, que permite que los posibles candidatos conozcan la organización por dentro y sepan qué desarrollo van a poder tener, y a su vez que nosotros les conozcamos a ellos», dice.

Mendía coincide con sus colegas en que «la rotación es muy alta» y la fidelidad muy baja, «lo que hace que se encarezca la contratación y se genere una burbuja de tarifas que encarezca los costes».

«Tenemos que trabajar con las instituciones de aquí para que el talento se quede aquí», apunta, mientras reconoce que en el extranjero se paga mejor y que frente a eso «las empresas han de hacer valer otros valores como el bienestar y la calidad de vida de aquí», sentencia.

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