Muchos años antes de que Felipe VI hiciera público su patrimonio, incluso antes de ser Rey, ya dio pistas sobre cómo entendía él su función. Lo hizo en el año 2009, cuando la Familia Real se sorprendió al conocer que los entonces herederos eran los beneficiarios del patrimonio económico que el empresario menorquín Juan Ignacio Balada dejó a su muerte. Inmuebles y una fortuna que Balada quiso que pasara a manos de Don Felipe y de Doña Letizia y de los ocho nietos de Don Juan Carlos y Doña Sofía. Balada dispuso que la mitad de su patrimonio fuera para las arcas de los diez miembros de la entonces Familia Real y la otra mitad, para constituir una fundación dedicada a la formación de la juventud, los proyectos sociales y la difusión de la cultura. Si no aceptaban la herencia, los fondos debían ir al Estado de Israel.

Don Felipe y Doña Letizia crearon la Fundación Hesperia. A continuación, los entonces Príncipes anunciaron que donaban su parte personal de la herencia a la citada entidad. Era la primera pista de Don Felipe sobre cómo quería ser de escrupuloso con los regalos recibidos. Después llegaría la Proclamación y las normas que el Rey ha establecido en su Casa.

El Monarca tardó varios años en concluir el proceso de donar su parte de la herencia, pues había bienes inmuebles que vender y procesos legales que llevar a cabo. Finalmente, Don Felipe y Doña Letizia, tal y como anunció la Casa del Rey, destinaron 368.050 euros a la ONG. Así, Hesperia tenía en 2014 un patrimonio valorado en cinco millones de euros, con los que ejecuta sus proyectos sociales. Este jueves, la Fundación hizo público la donación de 200.000 euros a fines necesarios pero distintos a los que solía desarrollar. Según se informó en una nota de prensa, Hesperia “ha donado a Cruz Roja Española 100.000 euros que serán destinados a la atención de los refugiados ucranianos que han viajado a España, y además ha donado otros 100.000 euros para los damnificados por la erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla canaria de La Palma”.

Dos realidades que los Reyes conocen bien y con las que se comprometieron en sus actos públicos. En el caso de la isla de la Palma, los Reyes se trasladaron en dos ocasiones hasta el archipiélago, primero para apoyar a los vecinos afectados por el volcán. Después, con el fin de la erupción, para intentar animar a la vuelta de los turistas a la isla. En el caso de los refugiados ucranianos, esta donación es un respaldo nuevo de los Reyes a las personas que llegan a España víctimas de la guerra. Este paso llega después de que Don Felipe y Doña Letizia visitaran primero la célula de crisis de la Cruz Roja y después conocieron la realidad de los refugiados en el Creade de Pozuelo de Alarcón.

Las arcas de la fundación Hesperia podrían recibir nuevos fondos propios, pues en tres años, cuando la Infanta Sofía cumpla la mayoría de edad, los ocho nietos de los Eméritos deben decidir qué hacer con su parte de la herencia. Es un dinero inmovilizado pero que al menos la Princesa de Asturias y su hermana deberán donar a Hesperia, siguiendo la política impuesta por su padre. Lo que hagan sus primos los cuatro Urdangarin y los dos Marichalar con su parte correspondiente es un misterio que no se desvelará hasta 2025.