La solidaridad de la Costa da Morte ayuda a mitigar la crueldad de la guerra

Sigue la acogida de refugiados ucranianos y los últimos llegaron el sábado a Malpica

La Voz de Galicia, MELISSA RODRÍGUEZ CARBALLO / LA VOZ, 26-04-2022

La Costa da Morte demostró en infinidad de ocasiones su solidaridad con numerosas causas. Los ejemplos más recientes fueron la pandemia y el volcán de La Palma. Las desgracias no cesan y el último episodio se vive con la invasión de Rusia a Ucrania. Van dos meses de guerra y lo cierto es que, cada vez más, van llegando a los distintos concellos de la comarca numerosos refugiados del pueblo ucraniano. Unos de los últimos en instalarse en la zona han sido dos familias de Kiev, a través de una casa cedida en Seiruga, Barizo (Malpica), por un matrimonio. Son los primeros en la localidad. En esta nueva ubicación llevan desde el pasado sábado, que fue cuando llegaron a España desde Moldavia, país al sur de Ucrania. Son dos núcleos de dos madres y tres hijos, y un perro. Sus maridos se quedaron en el país eslavo, ayudando en la resistencia. Mantienen entre ellos una gran relación de amistad desde hace años.

Pablo Verdes y su mujer Mila se interesaron desde el estallido de la guerra en poder acoger a refugiados en una casa que tenían parada en Seiruga. Pero no fue hasta el pasado martes cuando recibieron el aviso de que cinco personas necesitaban un nuevo hogar. Llegaron a este rincón del Atlántico en bus, a través de la oenegé coruñesa Familias para la paz, que se desplazó hasta el lugar con ayuda humanitaria, para después regresar con vidas llenas de futuro.

ANA GARCÍA
Este matrimonio, vinculado a Malpica y Carballo, se puso manos a la obra, a contrarreloj, para poner el inmueble a punto. Fue en ese momento cuando quedaron abrumados por la solidaridad que encontraron en «vecinos, amigos, empresas e Concello», cuenta Pablo. Ayer mismo estaban con los trámites para escolarizar a los niños, entre otros muchos, y también están a la espera de confirmar la llegada de una tercera familia.

«Están moi felices de estar aquí. Gústalles o lugar, iso foi o que nos trasladaron», añade. Se comunican en inglés, y la oenegé que los trajo sigue muy pendiente de ellos. Asegura que las historias que les cuentan estas mujeres de la realidad que se vive en Ucrania son realmente para llorar. Allí dejaron, también, a familiares mayores, alguno de ellos ya para siempre.

ANA GARCÍA
Los interesados en colaborar —la mejor aportación en estos casos es el dinero, recomiendan las oenegés— pueden ponerse en contacto con Pablo a través del teléfono 639.045.204.

Comida en Camelle de ucranianos y voluntariosComida en Camelle de ucranianos y voluntarios .
Camelle

También a Camelle, en Camariñas, llegó hace apenas una semana una nueva familia compuesta por una mujer y sus dos hijos menores. Ocupan el sitio que dejaron una madre y una hija ya adulta, al marcharse para otra vivienda que les apareció en A Zapateira, Elviña (A Coruña), en un intento de encontrar trabajo de lo suyo (profesora universitaria y maestra de piano). Se suman así a los ocho integrantes de tres núcleos familiares (cinco mujeres y tres jóvenes) instalados hace un mes. Estos últimos llegaron a España a través del Banco de Alimentos coruñés, mientras que los recién ubicados, fruto de una expedición de los bomberos herculinos. Al pueblo de Man, en concreto, fue gracias al apoyo de la asociación de vecinos local A Pergoliña, muy conocida ya debido a su gran contribución con otras causas solidarias.

Es esta entidad la que está pendiente de ellos a diario. Se encuentran en dos viviendas particulares que fueron cedidas de forma gratuita. Alguna de las refugiadas controla el inglés, y es este a través del que se comunican, junto al uso de aplicaciones móviles de traducción. Los niños que llegaron primero ya acuden a clase, mientras que los últimos están en trámites. También en este caso, la ayuda por parte de particulares de otros municipios, vecinos, negocios y Concello locales y el banco de alimentos de A Coruña está siendo muy importante, asegura la vicepresidenta de A Pergoliña, María José Sánchez (contacto interesados: 606.759.940), quien se fracturó una pierna arreglando una de las casas de acogida.

Lana, Sasha, Gala, la voluntaria que les da clase, Oksana; Katya, Yuri y la pequeña Liza. Son parte de la docena de ciudadanos ucranianos que hallaron refugio en la Costa da Morte.
Del horror de los bombardeos en Ucrania a tierra de percebeiros
MARTA LÓPEZ

Los primeros asentados en Corme están muy integrados: «Son uns veciños máis»
La villa de Corme, en Ponteceso, fue la primera de la zona en acoger ucranianos. Un grupo de doce personas fue recibido con los brazos abiertos hace un mes. Entre ellos, también predominan las mujeres y los niños, a causa de que sus acompañantes tuvieron que quedarse en Ucrania para defender el país. Consiguieron llegar hasta este punto de la Costa da Morte gracias a la actuación de la Fundación Mencer, cuyo presidente es de Corme, Ramón Dourado, y la colaboración de la asociación vecinal del municipio, que tiene a la cabeza a Antón Vidal (contacto vía página de Facebook: Avv Corme). Partieron hacia el destino desde Polonia. El propio Ramón cedió su vivienda para esta finalidad y desde la asociación de vecinos gestionaron el alquiler a un precio reducido de dos pisos.

Reinserción laboral

«A día de hoxe xa son uns veciños máis en Corme», comenta este último. Empadronados ya están y su adaptación fue muy buena, pese a que de nuevo, el lenguaje, es el principal inconveniente. «Os nenos xogan cos outros e van ó colexio, e os adultos interactúan cos veciños e xa colleron amizades. Unha delas ata conduce, cun coche que lle prestou Ramón», detalla Vidal. En eso también tienen mucho que ver las clases de español que reciben en la cofradía de pescadores dos días a la semana gracias a una voluntaria de Mencer. Ahora, explica Ramón, el siguiente paso será preparar sus currículos, en estas mismas sesiones, para tratar de reinsertarlos en el mundo laboral. Algunas mantienen sus puestos de trabajo y teletrabajan. Son verdaderos prodigios. En todo caso, todas tienen la esperanza de poder volver pronto a su país. Llegaron a Corme por un período inicial de seis meses.

Lenguaje universal
LA VOZ

La recogida solidaria de productos y la supuesta demora en la entrega dio lugar a un conflicto municipal en Muxía
Vimianzo hizo una gala solidaria de cara a recaudar fondos para luego donarlos. En Cee trabajan para acoger a refugiados. En otras localidades, como Carballo, Cáritas hace un encomiable trabajo. Las muestras de solidaridad son infinitas. En Muxía, el Concello realizó a principios del pasado mes de marzo una recogida de productos para entregarlos a una entidad que los transportara a Ucrania. De forma paralela, dos familias de refugiados llegaron a la villa, a un piso cedido por un particular. En ese momento, el gobierno local decidió paralizar la donación en beneficio de los recién llegados, que también precisaban ayuda. Desde no hace mucho, una de las dos familias se marchó para estar más cerca de su gente, y la otra, parece haber tomado la misma decisión.

Desde un grupo de vecinos que se autodenomina Muxía enfurecido sin identificarse, criticaron estos días la demora en la entrega de los enseres recolectados. «Siguen apilados en cajas en el edificio de servicios múltiples», lamentaron en un comunicado. El alcalde, Iago Toba, explicó que el proceso seguirá su cauce: «O restante será enviado ao centro de distribución da entidade con sede na cidade da Coruña». Los vecinos critican la falta de información recibida al respecto y el regidor se defiende alegando que hicieron lo más adecuado, sin tener que explicar todo al detalle tratándose de un asunto de emergencia social como lo es.

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