¿Hasta dónde puede llegar la desesperación de una persona, incluso de madres embarazadas o con su bebé en brazos, para lanzarse al Atlántico por llegar a Canarias? Por mucho que lo intente me resulta imposible imaginar ese nivel de desesperanza, sin futuro ni perspectivas.

Según datos del Ministerio del Interior, durante el año pasado llegaron al archipiélago por mar 6.000 inmigrantes irregulares, lo que significa un 70 por ciento más que el año anterior. La mayoría partieron desde las costas de Nouakchot (Mauritania) o Dajla (la antigua Villa Cisneros del Sahara).

Algunas ONG cifran en más de 4.000 los fallecidos en esas aguas durante el año pasado, lo que supondría casi la mitad de los que zarparon en cayucos. Oficialmente se datan poco más de mil.

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