Un pesquero con tripulantes gallegos salva la vida a medio centenar de inmigrantes entre Malta y Libia

La Voz de Galicia, 16-07-2006

El Francisco Catalina, un pesquero con base en Santa Pola (Alicante), lleva desde ayer fondeado a 16 millas de Malta, después de que las autoridades locales se negaran a permitirle la entrada en sus puertos para dejar en tierra al medio centenar de inmigrantes que el barco se encontró a la deriva en una patera.

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El buque se encontró con 42 hombres, ocho mujeres – una de ellas embarazada – y una niña pidiendo auxilio en alta mar, a 113 millas de la costa de Libia, y se puso en contacto con las autoridades de Malta, pero en la isla les comunicaron que no irían a rescatar a los inmigrantes, obligando al pesquero a mantenerse a 21 millas de la costa.

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Finalmente pudo acercarse hasta las 16 millas, donde ya hay cobertura GSM, para que los tripulantes pudieran tranquilizar a sus familiares por teléfono. «Nadie se quiere hacer cargo», explicaba ayer el patrón del buque, en el que viajan también cuatro marineros gallegos.

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El barco, propiedad del armador José Durá, se encontraba en mitad de la campaña de la quisquilla cuando se encontró con la embarcación. «Estaban mal, pedían auxilio, en esos casos es obligatorio realizar una acción humanitaria, si no no puedes volver a dormir tranquilo», explicaba el patrón del Francisco Catalina. Los problemas comenzaron cuando el medio centenar de inmigrantes subieron a bordo: Malta envió un buque para impedir al pesquero español acercarse a sus puertos.

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El buque, explica un familiar de uno de los tripulantes, el fisterrán Ramón Marcote, se puso también en contacto con las autoridades de Italia y España, pero Italia también negó el acceso al pesquero y España se encuentra demasiado lejos para dar la vuelta.

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La situación a bordo, con el barco fondeado y 61 personas a bordo, comenzó a empeorar ayer. El Francisco Catalina repartió los víveres que tenía almacenados entre los inmigrantes, pero tanto el combustible como la comida comenzaron a escasear, mientras aumentaba la incertidumbre entre la tripulación.

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Fuentes diplomáticas españolas explican que la embajada en La Valleta comenzó a efectuar gestiones con el Gobierno maltés el viernes a las ocho de la mañana, para tratar de encontrar una solución al problema. A última hora de ayer un barco maltés se acercaba al español con agua y pan. Un médico pudo comprobar que, salvo la niña, con síntomas de deshidratación, tanto tripulantes como inmigrantes se encontraban bien. En el buque maltés viajó también el secretario de la embajada en La Valleta, Joaquín Manrique, quien estuvo dos horas a bordo del pesquero y pudo constatar que todos los españoles se encontraban en perfecto estado.

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